Si algo tenemos claro (y lo corroboraron los meses de confinamiento), es que el contacto con la naturaleza tiene un impacto muy positivo sobre nuestra salud mental. Mejora el estado de ánimo, favorece un mejor funcionamiento cognitivo e incluso aumenta la esperanza de vida. Según una investigación de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y el Hospital Brigham y Mujeres, las féminas que viven en zonas rodeadas de vegetación, tienen menor tasas de mortalidad que aquellas que viven en áreas no verdes. Lo que nos proporciona una evidencia más de que vivir cerca de la naturaleza no solo es más relajante y más positivo para nuestra salud mental, sino que también nos hace tener una vida más larga y saludable. Este estudio está estrechamente vinculado con la regla 3-30-300 propuesta por el profesor de ecologización urbana y silvicultor holandés Cecil Konijnendijk.
Regla 3/30/300: qué es y cómo afecta a la salud
Partiendo de que el verde mejora la salud de la población y tal como recuerda Greenpeace en este informe, todas las ciudades deberían seguir la Regla del 3/30/300, que plantea que, para tener una buena salud mental, deberíamos ver desde la ventana de nuestra casa al menos tres árboles, deberíamos vivir en un vecindario con una cobertura arbórea del 30% y estar a un máximo de 300 metros de un parque o un bosque. También la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el acceso a un espacio verde que mida al menos 0,5 hectáreas, a una distancia en línea recta de no más de 300 metros de cada domicilio. Una realidad que trasladada a las grandes ciudades españolas, apenas se cumple.
Beneficios de aplicar la Regla 3/30/300
- Se controlan las temperaturas. En general, las zonas verdes mejoran las condiciones microclimática y proporcionan sombra. Refrescan, suavizan y ayudan a que las temperaturas desciendan y, en consecuencia, ayudan a reducir el consumo de energía.
- Mitigación de inundaciones. Como la mayor parte de la superficie de las ciudades es impermeable, el riesgo de inundación en estas zonas es mayor que cuando hay zonas verdes que aportan un suelo permeable.
- Mejor salud mental. Los estudios demuestran que el contacto con espacios verdes conlleva menor riesgo de sufrir depresión o ansiedad.
La teoría del Trébol de 4 hojas
Por su parte, el paisajista Fernando Pozuelo complementa la regla 3-30-300 con la teoría del Trébol de 4 Hojas y la línea verde imaginaria, que destaca la alineación de los ciudadanos con la naturaleza. Pero, ¿qué sucede si nuestros hogares están alejados de zonas ajardinadas? El experto comparte consejos paisajísticos para acercar la naturaleza al interior de nuestras casas.
- Evocar un paisaje desde nuestra ventana. Situar macetas en el alféizar de las ventanas ayuda a visualizar vegetación desde el interior de la casa. Especies como el Geranio y el Crisantemo o la Begoña y el Pensamiento son de fácil mantenimiento, destacan además por su capacidad de adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes de las ciudades.
- Sutiles bosques en balcones. Complementar los balcones con arbustos ayudan a realizar esta idea que la regla 3-30-300 recomienda. No solo mejora nuestro estado anímico, sino que amortigua el bullicio de la ciudad y reduce los niveles de estrés que estos ruidos ocasionan. Algunas de las especies más utilizadas para el diseño de bosques en miniatura son las Coníferas -como el Pinus Mugo- o diferentes tipos de Junípero, entre otros.
- Incluir plantas en el interior de nuestro hogar influye en nuestro bienestar. El Poto, la Sanseviera o la Cinta tienen la capacidad de purificar el aire. En concreto, permiten respirar un ambiente limpio, que ayuda a rebajar la tensión y el estrés, generando una sensación de bienestar.