Mens sana in corpore sano. Y añadimos: ordinatum animum in ordinatum vitae. Un consejo infalible, ya que una vida ordenada nos pone de mejor humor.Aunque la gurú del orden Marie Kondo se haya dado por vencida, el coaching defiende que hay determinados aspectos de nuestra vida que pueden mejorar si empezamos por lo más sencillo: ordenar los armarios de casa. Si hace unos meses os contamos cómo ordenar los armarios, ahora vamos a explorar los beneficios que tiene llevar a cabo esta tarea. Algunos pensarán que es insignificante, pero tener un armario ordenado puede convertirse en el primer peldaño de la escalera hacia el éxito personal.
Todo lo que el coaching puede hacer por ti (y por tu hogar)
Hace ya veinte años que el coaching se consolidó como una disciplina diferenciada de la psicología. Aunque al principio fue muy cuestionada, lo cierto es que la profesión de coach ha sabido probar su utilidad en ámbitos de trabajo muy diferentes. Por un lado, hay coachs especializados en temas profesionales, tanto a nivel individual como asesorando a empresas. Por otro lado, están los que trabajan con sus clientes todos los aspectos de su vida de forma particular. Uno de los principales cometidos de estos expertos es detectar los escapes de energía, esas pequeñas cosas presentes en nuestro día a día que consumen nuestra vitalidad y nos ponen de mala leche. Y dentro del número infinito de cosas que toleramos aunque no soportemos, el generador de molestias número uno es tener un armario desordenado.
Poco a poco; no es que por tener un armario ordenado nos vayamos a convertir en Beyoncé de la noche a la mañana. Pero está comprobado científicamente que hay entre 60 y 100 cosas que soportamos cada día que nos molestan o nos irritan. Y un gran número de ellas provienen de nuestra casa. Como consecuencia de ello, nuestro estado de ánimo se ve afectado, y entramos en una nebulosa de malestar y enfado con nosotros mismos por no ser capaces de ponerle remedio.
El primer mandamiento del coaching es de un sentido común aplastante: no tienes por qué aguantar todas esas cosas. Ni ese rodapié caído, ni esa balda torcida, ni el montón de ropa para coser, ni, por supuesto, un armario desordenado en el que nunca encuentras nada. La solución es tan sencilla que es casi insultante: elimina todo aquello que te produce ansiedad o estrés y así ya no tendrás que preocuparte más. Romper el círculo vicioso del desorden hará que puedas dedicar tu energía a cosas más productivas. Así que toma nota porque estos son los 5 consejos de coaching para tener una vida más ordenada y más feliz.
1. Haz una lista de todo lo que no soportas
Lo primero es lo primero: vaciar la mente. Por eso, los coach recomiendan hacer una lista con todo aquello que te saca de quicio, diferenciando entre las cosas que tienen fácil solución de las que no dependen tanto de nosotros. Establece varias categorías para la casa, el trabajo, tus hábitos o tus relaciones y añade todo lo que se te ocurra. Es decir, hacer una limpieza de armarios depende de nosotros, pero lidiar con un jefe o un suegro que nos pone de los nervios no es tan sencillo. Puede que completar esta lista te lleve semanas: no pasa nada. Lo importante es tomar conciencia de todo lo que nos desgasta en el día a día. Eso sí, para poder arreglar todas las cosas que hayas puesto en ella, necesitarás como mínimo entre 3 y 6 meses, aunque puedes fijar tu propio plazo en función de tus necesidades.
2. Identifica las cosas que te producen mayor desgaste en el día a día
No es lo mismo sustituir una bombilla que se ha fundido que vaciar maleteros, canapés y todos los armarios de casa; en eso estamos de acuerdo. La dificultad que entrañan algunos de los cometidos de nuestra lista puede hacer que nos lleve más tiempo y esfuerzo que otros, y si tenemos familia, la cosa se complica aún más. Por eso, es importante empezar por ocuparse de las tareas más fáciles y rápidas de solucionar. En esta fase, se trata de que consigamos tener la sensación de que las cosas van cambiando, de que empiezas a controlar el desorden en vez de ser el desorden el que te controla a ti y se hace dueño de tu casa. Eso de estar tirado en el sofá mientras te lamentas y procrastinas pensando que ordenar tu casa es una tarea inabarcable se acabó. Cuando hayas tachado algunas cosas de tu lista (como cambiar la cortina del baño) te sentirás con más ánimo para enfrentarte a labores más complicadas y tediosas. Lo más importante es que la motivación no decaiga.
3. Elimina varias cosas del tirón
Ya tienes identificadas las cosas que te hacen la vida imposible. De hecho, quizá ya hayas empezado a eliminar algunas de esas cosas de tu lista. El siguiente paso para tomar las riendas de tu vida es hacer un cambio significativo que te permita librarte de varios escapes de energía a la vez. Plancha acumulada, botones sin coser, prendas que se arrugan porque no caben en el armario, un vestido que no encuentras, el montón de la ropa sucia, las toallas desparejadas, el agujero negro del armario de las especias… Si todo tiene que ver con lo mismo, ya lo habrás adivinado. Es hora de ordenar los armarios y dejar de soportar todas las incomodidades asociadas a la ropa y al desorden. No es un asunto para tomárselo a broma. Ir mal vestido, con arrugas o con pelos de nuestra mascota, con ropa que nos queda grande o pequeña o que no nos hace sentir cómodos ni seguros tiene que ver con la imagen que se proyecta. Según el coaching, es fundamental sentirse bien para poder proyectar confianza y seguridad. Puede que el problema no seamos nosotros, ni nuestro estilo en el vestir, sino simplemente una mala gestión de nuestros armarios.
4. Empieza con lo que tengas y con lo que puedas
Una de las mayores trampas que nuestro cerebro nos tiende es decirnos que no podemos hacer algo porque el esfuerzo que supone no merecerá la pena. De forma inconsciente, empezamos a sabotear nuestras intenciones sin haberlas siquiera llegado a materializar. Pongamos un ejemplo concreto. Queremos ordenar el armario, pero no sabemos cómo hacerlo. Entonces empezamos a fantasear con tener un armario más grande, donde cabría toda nuestra ropa holgadamente. Pero un armario así no cabría en nuestro dormitorio, entonces, eso nos lleva al siguiente pensamiento: necesitamos un dormitorio más grande. Una casa más grande con muchos armarios grandes. El mismo patrón se repite en la cocina y en los armarios del baño.Lo que viene después, se lo pueden imaginar: "nunca tendré una casa así, ni unos armarios tan amplios, así que para qué". ¡Error! Empieza a ordenar a partir de lo que tienes. Si, siendo realistas, el espacio es insuficiente y te genera una tremenda frustración, puedes plantearte una reforma para optimizar el espacio de almacenaje. Mientras tanto, no necesitarás más que un par de cajas y perchas nuevas para motivarte y ponerte manos a la obra.
5. La importancia de crear nuevos hábitos
Cuando ya estamos totalmente metidos en faena, cabe preguntarse "¿cómo he podido llegar a esta situación?". Todos hemos estado ahí. El coaching lo sabe, y usted también, pero por si acaso, un recordatorio para tener siempre a mano: un cúmulo de malos hábitos es la consecuencia de tener una casa desordenada. Una casa desordenada conduce irremediablemente al malestar y a la pérdida de tiempo en volver a ordenar cuando el caos ya es demasiado grande. Así perdemos un tiempo muy valioso que podríamos dedicar a adquirir nuevas habilidades como hacer un curso que nos capacite para nuestra carrera profesional, aprender un nuevo hobby, disfrutar de nuestra familia o amigos o simplemente, dar un paseo. En definitiva, ser más felices.
Los expertos opinan que para cortar con una mala costumbre, lo mejor es reemplazarla por otra distinta. Buscar actividades que te aporten energía en vez de quitártela, No son obligaciones, sino cosas que disfrutes, que puedas hacer de buena gana y no sientas como uno de esos "debería". Por ejemplo, en vez de dejar tirada la ropa cuando llegas a casa, ¿por qué no te tomas 10 minutos para volver a colgarla, doblarla o echarla en el cesto de la ropa sucia? Puedes encender una vela y ponerte música para hacer el momento más placentero. ¿Y hacer la cama y ordenar la habitación en el tiempo que dura tu canción favorita? Se trata de establecer rituales sencillos que alivien la tensión provocada por el desorden. No ignores lo pequeño: en el momento en que te descuides, esa pequeña cosa se convertirá en una montaña y volverás al principio. Cada gesto, por muy pequeño que sea, suma. Es mejor dedicar un poco de nuestra energía en mantener nuevos hábitos que malgastar nuestro tiempo en sentirnos mal. Cuando duden, cuando flaqueen, ya saben, pregúntense: "¿qué haría Beyoncé?" ¿Se imaginan a Beyoncé buscando un calcetín desparejado o teniendo el tendedero una semana en medio del salón? Pues eso. El hábito hace costumbre y las costumbres construyen una vida. Y ya es momento de empezar a tener la vida que queremos, ¿no les parece?