Antonio López tiene manos arrugadas, manchadas, ásperas. Eso es lo que más impresiona de su persona. También su forma de observar, tan atenta que intimida. Lo que más cautiva, sin embargo, son sus palabras, esa forma de hablar que es lenta, reflexiva, a la vez rotunda y dulce, sin lugares comunes. El nuevo libro del artista Paisajes (ed. Artika), que ha confeccionado él mismo de forma minuciosa, intenta captar esa presencia del pintor y traducirla al papel. Es una obra de arte muy personal, que mezcla sus pinturas y dibujos con muchos de los recuerdos que explican su viaje creativo y vital, contados en primera persona.
La influencia de su tío Antonio López Torres, que también era pintor, las "calles tan rectas, tan bien proporcionadas que parecían larguísimas" de su pueblo manchego, la primera vez que copió un bodegón del natural o vio a su mujer María Moreno, "Mari", dibujar el amanecer en la playa. "La obra comienza ante el impacto de un fragmento de la vida que me rodea. A veces, de los sueños. Casi siempre la reacción es rápida, casi inmediata. Otras, esa iluminación queda en la mente tiempo, años, muchos años...", explica.
El libro, que ha elaborado de forma casi artesanal, nos muestra a López bocetando la Gran Vía de la capital, una de sus obsesiones recurrentes, o la estación de Atocha, "mi primera entrada a Madrid". Pero también su casa, ese tema que le atraía ya de niño y que ha vuelto a retomar recientemente, o la Puerta del Sol, en la que se empeñó en 2021 las tardes de verano ante el estupor de los turistas. "Lo atractivo y azaroso de este oficio es que todo puede suceder", escribe.
Arte perseverante
Trabajador incansable, López sigue pegado a sus pinceles para retratarse plasmando su mundo, que mira también hacia arriba. "Ver la luna en el cielo, verla aparecer, llena, sobre el horizonte, es una sensación hipnótica, emocionante, que consuela, asombra y maravilla. En mi juventud el cielo nocturno estaba vivo", escribe. En 2022, si es posible, quiere volver a Sol, si las obras lo permiten, "si es que puedo colocarme en el mismo lugar". La virtud de la paciencia, el triunfo de la constancia.