Está considerado el arquitecto con mayor número de construcciones en Barcelona y uno de los más importantes de la época modernista, junto a Gaudí, Puig i Cadafalch y Domènech i Montaner. Es Enric Sagnier, autor de edificios tan emblemáticos como el templo del Tibidabo, el Palau de Justícia, la Nova Duana o las casas Pacual i Pons. Ahora, su figura vuelve a estar de actualidad, con la restauración del Hotel Sagnier a cargo de Federico Turull, de TurullSørensen arquitectos.
El Hotel Casa Sagnier ocupa el edificio que el arquitecto construyó como vivienda familiar y estudio. Sin la presión de un cliente externo, Sagnier dio rienda suelta a su imaginación, combinando elementos de estilo gótico con diferentes esculturas ornamentales. El hotel, que acaba de ser objeto de una respetuosa reforma, cuenta con 51 habitaciones –6 de ellas, suites– y un restaurante en la planta baja llamado Café de l'Arquitecte. La intervención respeta la edificación original, un edificio de 7 plantas que se orienta hacia la Rambla de Catalunya y que conecta a través de grandes ventanales con el Passatge de la Concepció, y se centra en un conjunto de intervenciones sutiles que generan una calidez sobria.
La idea no ha sido reproducir de forma fiel la casa de Sagnier, sino crear un espacio atemporal con detalles que reflejan el estilo modernista. Y con una forma de trabajar que recuerda a la de aquella época, en la que profesionales de distintas disciplinas aportaban oficio y creatividad a los proyectos. En la reforma, hay guiños al trabajo artesanal, tan importante en aquel periodo. El conjunto se ha trabajado como una composición abierta, a la que se pueden incorporar objetos con el tiempo, igual que ocurre con una vivienda privada. Los materiales nobles y naturales, reciclables, tejidos naturales y acústicos conforman un ambiente contemporáneo y, a la vez, muy hogareño.
Para completar todos los ambientes, ha sido indispensable contar con el asesoramiento de las interioristas Nuria Pérez-Sala y Estrella Salietti, y también, en una fase final, con el estilismo de la empresa Elefante -con Eva Balart y Juan Carballido al frente-, para dar vida a puntos concretos como estanterías o paredes, con ilustraciones, objetos, mapas u otros materiales que evocan el trabajo de un arquitecto.