“Uy me encanta tu casa, aunque yo… Si fuera tú… Pondría...” Y a partir de ese momento, ni Pandora está preparada para las brainstormings que van a darnos. Porque sí. Es inherente a los seres humanos que llevan un interiorista dentro, sacarlo aun cuando nadie les ha pedido opinión. Por eso, es importante diferenciar entre aberración decorativa con los desde el cariño te lo digo. Que los consejos los carga el diablo.
1. "Cómprate el set completo"
El típico que quiere que todo pegue y sea la misma serie. O sea, que si es en el salón, pues que la mesa grande, la pequeña, las auxiliares, la estantería, el mueble de la televisión, el aparador y la vitrina sean los mismos. Así bien todo conjuntado. No lo hagas.
2. "Que los cojines combinen con las cortinas"
Como sucede con la moda, llevar el mismo print replicado en todas y cada una de las piezas, es pelín atroz. Los estampados, en su justa medida y para romper, pero olvídate de cojines, butacas y cortinas, todo con el mismo dibujo.
3. "El salón se mira, pero no se toca"
El clásico ver pero no tocar. Tener un salón con un sofá colocado al milímetro entre la ventana y la mesa grande, con los cojines en abanico, un revistero de ratán en modo casual (léase con tilde en la primera a) como abandonado, y los jarrones en línea. Puede que eso esté bien para las fotos de las revistas de interiorismo, pero no para vivir de verdad.
4. "Cíñete a un único estilo"
El que sea, pero todo. Todo industrial. Todo vintage. Todo mediterráneo. Todo… Nada. La clave está en encontrar tu estilo, ese que te haga sentir cómodo, que para eso estás en tu casa. Y puede ser un sofá de cuero negro con una moldura en el techo y unas sillas de mimbre. Se llama eclecticismo, y dile a tu amigo que también es un estilo.
5. "Los domingos se come con mantel"
¿Qué pasa, que el resto de la semana no se come ni se engorrina uno? Los manteles son casi seres vivos, que forman parte de las comidas y lo suyo es que se manchen. Hay que lavarlos, claro, pero los salpicones del vino del día ese que tanto os reísteis en la cena, de la salsa de tomate de la abuela, que ahí no hablaba nadie comiendo como si no hubiera un mañana… Esas marcas son como las cicatrices, nos recuerdan lo felices que somos en torno a una mesa.
6. "La vajilla buena para ocasiones especiales"
Y lo mismo con la vajilla buena. Primero que eso de vajilla buena o mala, ya no se lleva. Salvo excepciones, los ajuares han pasado a mejor vida. Pero si hay un juego de vajilla que te gusta, no tienes que esperar a una ocasión especial. Entre otras cosas, porque una ocasión especial puede ser una noche para ti que te apetece darte un homenaje. ¡Todas las vajillas son buenas!
7. "Come en la cocina que mancha menos"
Muy ligado al comedor de adorno, no hay que convertir la cocina en el centro neurálgico. Al menos, no por obligación decorativa. Si te gusta tu cocina y pasar tiempo allí, genial. Pero si hay mesa de comedor, ¿por qué no usarla cuando te apetezca?
8. "El baño siempre mejor en blanco"
Que entras a uno y te surge la duda, ¿estoy en casa, en un psiquiátrico o en un centro de salud? El blanco es un color maravilloso, que permite jugar con el resto de la paleta cromática que más nos guste, y es cierto que en determinados espacios como el baño, se asocia con mayor higiene. Pero no, ni mucho menos es el único color que debe entrar al aseo. ¡Caben todos!
9. "Que no se vea nada"
Esta es otra de esas prácticas de nuestras abuelas, que no se vea nada y todo bien oculto. En el baño, en la cocina, en los armarios… Prescindir de puertas no está penado con cárcel, y no pasa nada. No es menos estiloso ver lo que hay.
10. "No te cortes con la mesa de comedor, decórala"
O lo que es lo mismo, acumulación de objetos aleatorios que normalmente suelen estar en la mesa del comedor. Y claro, cada vez que vas a comer, quita y pon los jarrones, el jardín japonés, el camino de mesa y un par de fotos. Somos fans de los objetos decorativos, pero que sean con criterio y en el lugar donde de verdad, vayan a brillar más.
11. "Todo contra la pared"
A modo de castigo, parece que hay piezas condenadas a vivir contra la pared porque no nos las imaginamos “suspendidas” en el medio: el sofá, la televisión, un piano, la mesa de trabajo… Deja que floten, en la vida no hay lugares asignados.
12. "Aquí hace falta un textil"
“Hay que poner una alfombra. ¿Dónde? Ahí”. Y ahí se queda en el medio de la nada. Sin estar conectada con ningún mueble, ni a modo de separador de ambientes o como elemento con personalidad propia. Error. Las alfombras son un elemento decorativo con mucho peso y hay que saber ajustarlo y combinarlo con el resto del espacio.
13. "Espejos, que dan amplitud"
O no. Porque si lo pones en un punto donde ni refleja luz, no amplifica espacio, ni hace de ventana o ni siquiera devuelve el reflejo, lo único que hará es ocupar un lugar en la pared. Y ya sabemos que tener por tener, no vale de nada.
14. Cuadros en el suelo
Hubo una época en la que estaba muy de moda adquirir un cuadro o poster de gran tamaño y dejarlo en el suelo en lugar de colgarlo. Pero esto no es una cuestión de modas, es un tema decorativo. ¿Tiene sentido? ¿Refleja el espíritu de lo que queremos expresar con el reto de piezas? ¡No lo dejes tirado!
15. "Te hace falta un juego de mesillas"
Otro de esos errores que se comenten es el de aceptar que hay que tener dos mesillas idénticas con sus correspondientes lamparitas para leer. Ni hacen falta mesillas, ni tienen que ser necesariamente muebles identificados como mesilla (¿una pila de libros?), ni mucho menos deben ser iguales y ya no digamos con lámpara. ¡Abajo los prototipos!
Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en Arquitectura y Diseñosuscríbete a nuestra newsletter.