El recibidor es una de las partes más importantes de una vivienda, no tanto por el uso que se hace de él sino porque de esa primera impresión depende que queramos seguir entrando o, por el contrario, que nos demos la vuelta de inmediato. En ocasiones no se cuenta con el espacio deseado, pero esto no es óbice para rendirnos sin haber intentado descubrir todo su potencial. El primer paso para hacer que el recibidor parezca más grande será maximizar la luminosidad, por lo que se recomienda que las paredes sean blancas o de un color claro. La opción del papel pintado, tendencia en los últimos tiempos, puede ser también una posibilidad muy interesante ya que permite añadir textura y sutiles estampados que decoran sin empequeñecer.
Si el recibidor cuenta con luz natural procuraremos no poner nada que obstaculice su paso, lo que se traduce en prestar atención especial a dos puntos: las cortinas y las lámparas. Por lo tanto, aquellas cortinas que puedan influir en la iluminación de este espacio deben ser claras y ligeras.
Por su parte, la iluminación artificial del recibidor pequeño merece atención especial. La lámpara del techo debe permitir el paso de la luz siendo los más adecuados los modelos transparentes, en color blanco o con algún toque metálico. Una lámpara de pie también es buena opción ya que dará verticalidad y no obliga a contar con una mesa para apoyarla.
Para conseguir que el recibidor se vea más grande, los espejos van a ser los mejores aliados. Dependiendo del espacio con el que se cuente pueden colocarse varios pequeños, aunque lo ideal será uno más grande para que dé profundidad y refleje el resto de la casa.
En esta ocasión es preferible dejar de lado aquellos de estilo barroco que tanto gustan y enriquecen los salones, y buscar otros modelos más ligeros de forma redondeada y con poco marco. La madera clara por su calidez y el tono dorado, por aquello de aportar brillo, son los materiales elegidos con mayor frecuencia para lucir en la entrada.
La presencia de una alfombra va a ser determinante para vestir el suelo y darle a ese pequeño lugar la categoría de estancia y no solo de zona de paso. Aquí es donde puede aprovecharse para dar color y estilo, por ejemplo a través de una pieza de estilo oriental con flecos que además reciba a los residentes e invitados de una manera agradable.
En cuanto al mobiliario de apoyo, los pufs resultan prácticos especialmente si cuentan con almacenamiento interior. La consola estrecha o el mueble secreter con patas altas también van a resultar funcionales para depositar las pertenencias personales o hacer anotaciones de última hora.
En cuanto a la decoración, mejor una pieza con estilo que muchas pequeñas. Una maceta grande con una planta alta y frondosa, un brasero castellano con patas de los que antiguamente ocupaba los salones de las casas importantes o un tapiz que aporte calidez son algunas de las propuestas que van a hacer que el recibidor pequeño cobre protagonismo y gane amplitud visual.