Muebles a medida, cuidados textiles, zonas de descanso, espacios cuidados hasta el mínimo detalle... Más que entrar a un barco, acceder a este yate es casi como ser el huesped de la suite de un hotel de cinco estrellas. La clave es un interiorismo firmado por el despacho Febrero Studio que se asemeja al de un hogar (de diseño) alejándolo de la imagen convencional del mundo náutico.
Según explica Jesús Díaz Osuna, fundador del estudio junto a Mercedes González, el propietario de este yate italiano llamado Nomad buscaba diferenciarlo del resto de barcos, algo que se ha conseguido gracias a su intervención, la primera que hacen en una nave. El resultado es un barco que parece no serlo gracias a una nueva distribución funcional y cómoda y a una estética homogénea y de lujo comedido con materiales de primera.
Una de las primeras medidas fue redistribuir el barco, un modelo Mangusta 108 de 32 metros de longitud, optimizando el espacio y trayéndole el confort de un hogar. Así, se ha prestado especial atención al salón creando una zona de tertulia con bar, comedor y sala de estar. Además, cuenta con cuatro dormitorios, cuatro baños, un aseo, salón y comedor exterior, jacuzzi, cocina y varias cabinas para la tripulación.
En el interiorismo, se prestó especial atención a los materiales que ahora revisten la nave, sustituyendo los de las anteriores reformas por otros más suaves, "lo que ha resultado en ambientes mucho más cálidos y calmados", como la madera de roble teñida, madera de teca natural o la piedra campaspero y moqueta. "Con ello hemos logrado un interiorismo inesperado, acogedor y cálido", señala el arquitecto de Febrero Studio.
En cuanto al mobiliario, al tratarse de un barco, tuvieron que abordar numerosos aspectos técnicos diferentes a los de una vivienda: desde la resbaladicidad de los materiales a la resistencia de estos al ambiente marino. "Por eso, prácticamente la totalidad del mobiliario es a medida. Por ejemplo, el interior de todos los sofás está vacío y ocupado con instalaciones de climatización". Otro de los aspectos ha sido el peso de los elementos, ya que con el movimiento del barco es conveniente que las piezas sean pesadas para que no se muevan o caigan. "La cantidad de condicionantes es enorme y ha sido todo un reto. Pero esperamos repetir", concluye Díaz.