Los inviernos del norte de Europa son largos, gélidos y oscuros. Pero la gama de grises que impera en los meses fríos sufre una transformación en Navidad, ya que los países escandinavos celebran estas fiestas con verdadera fruición. Las calles se engalanan con miles de luces, y los mercadillos surgen por doquier en las plazas de las pequeñas ciudades dedicadas por completo a las fiestas más entrañables del mundo.

En los interiores, la decoración navideña invade las estancias con una iconografía propia: guirnaldas, velas, materiales naturales como la madera y piezas artesanales contribuyen a crear ambientes llenos de calidez. Este año proponemos que envuelvas tu casa en el espíritu propio del norte, alejado de los brillos metálicos y el espumillón.