Si hay una estética que simboliza el verano en su versión más auténtica y encantadora, es la de las casas de pueblo de pescadores. Estas viviendas, situadas a pie de mar o en calles encaladas que desembocan en un puerto, han pasado de ser refugios humildes a convertirse en una referencia de estilo. La decoración inspirada en estas casas, (blanca, fresca, con detalles marineros pero sin excesos) está marcando tendencia este verano 2025. No se trata de recrear un decorado temático, sino de reinterpretar con gusto la esencia mediterránea y costera que las caracteriza.

Blanco siempre como base

El blanco sigue siendo el color dominante. No solo por su capacidad para reflejar la luz y aportar frescor en los días cálidos, sino por su versatilidad para convivir con materiales naturales y acentos de color. Las paredes encaladas o pintadas en blanco roto, con acabados imperfectos o texturas ligeramente rugosas, evocan el encanto original de estas casas frente al mar. Este año, el blanco también conquista techos y suelos, sobre todo en acabados mate o ligeramente satinados, que amplifican la luminosidad sin resultar fríos.

casa pueblo pescadores verano 2025

Una paleta de colores neutros y detalles en madera.

Germán Saiz

Toques de azul, pero con medida

En lugar de una explosión de azul marino por todas partes, la clave está en introducirlo de forma dosificada y elegante. Almohadones rayados, marcos de ventanas en azul añil, puertas en azul pizarra o vajillas esmaltadas con ribetes cobalto. También se imponen los tonos azul verdoso, más apagados y sofisticados, que recuerdan al mar en calma. Esta paleta cromática dialoga bien con los tonos arena, piedra y madera clara.

Cabecero

Unos toques de azul siempre para tener el mar dentro de casa.

Maisons du Monde

Para los más atrevidos, pequeños toques de amarillo pueden dar la clave diferenciadora. Remite al sol que tanto nos gusta, ilumina un espacio por sí solo y en pequeñas dosis, como un taburete, un cojín, una pequeña lámpara o incluso un pequeño colgador para las toallas, resulta muy alegre.

Muebles austeros y materiales nobles

El mobiliario que define esta tendencia es sencillo, funcional y sin artificios. Mesas de comedor robustas de madera lavada, bancos corridos, sillas de fibras naturales y alacenas de obra o restauradas. Se recupera el gusto por lo artesanal, lo local, lo que tiene historia. Las piezas no tienen que coincidir: un banco antiguo, una lámpara de cerámica hecha a mano o una silla heredada pueden convivir en armonía si se mantienen los tonos neutros como hilo conductor.

Cerámica, cuerda y esparto como acento

Los materiales naturales son esenciales para conseguir el efecto deseado. En lugar de recurrir al omnipresente ratán, este verano toman protagonismo el esparto, la cuerda gruesa y la cerámica esmaltada de inspiración tradicional. Lámparas colgantes con pantallas de esparto, jarrones en cerámica blanca o verde oliva, salvamanteles de cuerda trenzada o cortinas en lino rústico aportan calidez sin caer en la nostalgia forzada. El secreto está en mezclar texturas con moderación.

Octaevo

Detalles náuticos, pero reinterpretados

Olvídate del timón colgado en la pared o las conchas en serie. Los guiños marineros se integran con discreción: una red de pesca convertida en cabecero, cuerdas como tiradores de cajones, cuadros con ilustraciones botánicas de algas, remos antiguos apoyados en la entrada o un espejo envejecido con marco de madera salada. La idea no es tematizar, sino recordar el origen sin caer en el tópico.

También puedes optar por las rayas en blanco y azul, o blanco y rojo a modo de por ejemplo alfombra, o algo redondo como un salvavidas. Pero con rollo, claro.

Espacios exteriores que se integran

Las casas de pescadores solían contar con patios, terrazas o pequeños porches donde reparar redes o charlar a la sombra. Hoy, estos espacios exteriores se convierten en una prolongación del interior. En 2025, se decoran con mesas de madera decapada, bancos de obra, cojines en lino o algodón lavado, faroles metálicos y muchas plantas en macetas desparejadas. Los suelos de barro cocido o cemento pulido completan una estética relajada y vivida. ¿Y qué tal las consabidas pero de las que nunca nos cansamos lamparitas pequeñas para crear ambiente?

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Los materiales, cuanto más naturales, mejor.

ANA SANTL

Textiles que respiran verano

Los tejidos juegan un papel clave en esta tendencia. Cortinas ligeras que se mueven con la brisa, colchas de algodón gofrado, cojines con rayas anchas o pequeños bordados, mantas de lino deshilachado y toallas tipo fouta. Lo importante es que todo invite al descanso, a la siesta, al estar descalzo. Los colores son suaves: blancos rotos, crudos, arena, con toques puntuales de índigo o verde salvia. Puedes pensar en unas cortinas en un azul turquesa, o incluso apuntarte a la moda de las venecianas. Los estores claros siempre son una buena opción, y una colcha bonita para el sofá por si baja la temperatura, siempre es bien recibido.

silla

No hay que olvidarse del espacio exterior. 

Zara Home

Orden sin rigidez: belleza real

Nada está perfectamente colocado, y ese es parte del encanto. Los estantes de cocina están abiertos, mostrando vajilla de uso diario; los manteles no siempre están planchados y los libros no hacen juego. Esta naturalidad, buscada y cuidada, se traduce en una sensación acogedora y real. El estilo de las casas de pueblo de pescadores no busca la perfección, sino la armonía espontánea.

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