Llega el momento de ponerse manos a la obra con la reforma de cocina y/o baño en casa y entonces surge la eterna duda. ¿Alicatar? Hay gente a la que el propio verbo ya le pone nervioso. Porque es un proceso que se entiende como complicado, que se extiende en el tiempo y sobre todo, caro.
Ante tanta incertidumbre hemos preguntado a alguno de los estudios de interiorismo más importantes que nos contaran qué opinan de alicatar, qué opciones hay si no se quiere realizar y realmente en qué consiste. Y así nos han ilustrado.
¿Qué es exactamente alicatar?
Todos coinciden, con unas palabras u otras, a la hora de definir qué entendemos por alicatado. "Se trata de un revestimiento que se hace con azulejos en paredes y hay de muchos tipos: de pequeño formato, mediano, gran formato. También está el estilo mosaico. Los más pequeños dan más juego a la hora de intercalar colores y formas diferentes. Los de gran formato tienen la ventaja de que tienes menos junta y dan más sensación de amplitud, pero a nivel de estético o acabado es más uniforme. Pero todo siempre va en función del efecto que se busque o de los gustos del cliente", asegura la interiorista Virginia Sánchez. Miguel Muñoz añade que podemos encontrarlos de diferentes materiales, "como cerámicos, porcelánicos, de barro rojo".
¿Qué tipos de alicatados existen?
El estudio Viteri-Lapeña apunta que "hoy en día existen infinitas opciones de revestimientos para suelos y paredes y siempre encontramos la que se adapta perfectamente a las necesidades técnicas y estéticas de nuestros proyectos. Técnicamente buscamos durabilidad, resistencia al desgaste e impermeabilidad frente al agua, grasa y productos químicos y si además necesitan bajo mantenimiento, mejor que mejor".
Lo más importante es elegir adecuadamente la composición del material. La elección entre el gres de pasta roja o blanca y el gres porcelánico no es complicada. El gres de pasta blanca y roja suelen utilizarse para paredes debido a que tienen menos dureza e impermeabilidad al estar compuestos por arcilla y materias primas con una capa de esmalte final. En contraposición, el gres porcelánico es una sustancia de pasta compacta altamente resistente y no es porosa, es decir, no permite que absorba líquidos. Por ello es más eficiente para colocación en pavimentos.
"En el estudio solemos decantarnos por esta opción de gres porcelánico en grandes formatos de 120x250 centímetros, que nos permite conseguir superficies revestidas de suelo a techo sin juntas ni encuentros. La colocación de este tipo de azulejo requerirá de mano de obra calificada y la utilización de morteros y cementos especiales. También somos partidarios de combinar estos materiales con otros revestimientos como papeles pintados, madera, molduras, personalizando al máximo cada estancia y logrando una estética final exclusiva y sorprendente".
¿Qué alicatado elegir para cada zona y función?
Virginia Sánchez lo tiene claro desde su estudio. "Está claro que el tipo de alicatado depende del efecto que quieras conseguir. El gran formato es tendencia y está muy bien porque tiene poca junta y da sensación mayor de limpieza, no solo visual y estético, además de mayor de amplitud. El pequeño formato da mucho juego a la hora decorar y de hacer un diseño conjugando con colores o con diferentes tamaños".
Si hablamos de zonas, tampoco hay lugar para las dudas. "Los alicatados en los baños, en la zona de aguas sí, en las duchas también, en el resto no. En la zona de lavabo o inodoro, yo ahí acudiría más a papeles, a pinturas pero sobre todo papeles. Porque son mucho más fáciles de cambiar, son más decorativos y acogedores, te permiten tener un baño más elegante, decorativo, y sobre todo, que puedes cambiar sin obra. Y si eres atrevido, papeles con texturas, con acabados aterciopelados, textiles, fibras naturales".
En la cocina definitivamente no al alicatado. "Yo solo lo dejo para los baños y como mucho alguna zona exterior. En la cocina prefiero poner un frente que sea igual que la encimera, el mismo material, un porcelánico o mármol de gran formato y que sea una continuidad, porque eso sí que evita tener juntas y en la cocina es muy importante que haya poca junta porque al final es un foco de suciedad y resulta complicado limpiarlo y sobre todo mantenerlos en su color original. Es poco higiénico y tener un azulejo blanco con la junta sucia tampoco ayuda a nivel estético".
Es decir, que el material elegido se coloca hasta donde llegan los muebles, pero para el resto de la cocina hay que optar por papeles, pinturas, revestimientos de madera, "hay un montón de opciones que sobre todo, si te cansas, puedas hacer un cambio sin obra, rápidamente, fácil y con un coste reducido".
Alicatar sí, pero no en exceso
Miguel Muñoz es partidario de alicatar, "pero no en exceso Yo suelo alicatar muchísimo en un baño la zona de ducha, como no podría ser de otra manera o probablemente sea lo más cómodo a la hora de la limpieza, pero he sustituido el tema de los alicatados por papeles pintados para el resto del espacio. No siempre, pero en este caso nos dan unas posibilidades mucho más amplias y quizá la mayor de todas sea el poder de sustitución a corto plazo sin necesidad de tener que hacer una obra bastante grande. Ahorramos tiempo y dinero".
Todo lo contrario que Laura Gärna, de Gärna Studio, que considera que el alicatado no debe ni ser tenido en cuenta a la hora de plantear una reforma. "Los alicatados a mí en general como concepto me espanta. Creo que está muy manido, que es muy muy difícil por no decir imposible encontrar alicatados bonitos. Por mí no al alicata, salvo en algunas honrosas excepciones de baldosas cerámicas hechas a mano muy especiales con unas cerámicas vidriadas de colores muy especiales, muy artesanales, algunas antiguas, pero muy muy excepcionalmente y para algo muy muy concreto. Pero en general, para nada".
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