Una caja blanca, sin panelados ni arcos ni demasiadas molduras, es la base sobre la que trabajó el equipo de Ana Escribano Arquitectos para crear el interiorismo de esta casa en el madrileño barrio de Salamanca. Sobre este paisaje neutro fueron introduciendo elementos icónicos y atemporales como la Lounge Chair de los Eames, la butaca de Pierre Paulin, o la mesa de centro de Isamu Noguchi. Muchos talentos del diseño reunidos en sus poco más de 300 m2 de salón, comedor y cocina, cuatro habitaciones con sus respectivos baños, más un aseo para los invitados. Con el añadido de que las habitaciones son espaciosas y, excepto una, todas cuentan con su correspondiente vestidor.
La distribución y toda la arquitectura ha corrido a cargo de FH2L Arquitectos –techos altos, recuerdos del pasado en forma de pilares de madera, espacios comunicados– con el propósito de dejar un piso muy funcional y aprovechar al máximo la luz. “El frente a calle se aprovecha para el salón, los cuatro dormitorios en suite reciben la luz de las fachadas y patios traseros”, explican los arquitectos. En el salón, el elemento principal es también la nota cromática, el sofá curvo verde de rizo diseñado por Jonas Wagell para Tacchini.
Aunque sutiles, las notas de color van apareciendo: ahora en un cuadro, ahora en una escultura, después en el marco de una puerta y más tarde en los jarrones ahumados sobre la mesa del comedor. “En el salón, el taburete negro de Charlotte Perriand es un guiño a la alfombra, que también tiene rayas en este color”, cuenta la arquitecta granadina Ana Escribano, afincada en la capital. Por cierto, que las alfombras tienen un papel destacado porque, además de delimitar espacios, “dan la calidez que los muebles de diseño a veces no proporcionan”, continúa la autora.
![Sofá con sofás bold](data:image/svg+xml,%3Csvg xmlns="http://www.w3.org/2000/svg" viewBox="0 0 1280 854"%3E%3C/svg%3E)
A la derecha, Lounge Chair
y otomana, de Charles y Ray Eames para Vitra, en DomésticoShop, y mesa auxiliar 9 Occasional Table con sobre de mármol Marquina, de Piero Lissoni para Cassina. Sobre la mesa auxiliar junto al sofá, jarrón de cristal con ramas de ciruelo, de Brumalis.
Belén Imaz | Estilismo: Bea Torelló | arquitectura: Ana Escribano Arquitectos | Proyecto: FH2L Arquitectos
Hasta la cocina cuenta con su propio “tinte”, el del acero inoxidable y el acero cortén procedentes de la escultura en la pared de Rafael Amorós, una obra adquirida en Orellana Arte, como la gran mayoría en esta residencia. En el resto de la casa, los tonos tierra, beige y blancos dominan los espacios, generando un ambiente sofisticado, pero tranquilo, y dando sensación de continuidad. “Comodidad, atemporalidad y flexibilidad, siguiendo una misma línea editorial”, para una vivienda cuyo propietario actual es la promotora Grupo Quantum, pero que en breve pertenecerá a un/una single, una pareja o una familia. Diferentes formas de organizarse y una misma certeza: que el buen gusto es universal.