Era 1992 cuando se estrenó Instinto Básico, uno de los thrillers más recordados de la historia del cine, con Michael Douglas en el papel del inspector de policía protagonista y Sharon Stone como la escritora (y asesina en serie). La comisaría de policía donde la escritora Catherine Tramell se somete a un interrogatorio es sin duda el escenario más icónico de la cinta, pero no es suficiente para ensombrecer a la lujosa vivienda con acceso directo a la playa en la que la protagonista vivía.

Hoy te enseñamos esta casa –compuesta por cinco dormitorios, nueve baños, doce chimeneas y dos cocinas–, rodeada de árboles y con una distribución que gira en torno al patio interior con piscina, que se encuentra a la venta por un precio de 29,6 millones de dólares. Su localización, a orillas del Océano Pacífico, se encuentra en el pintoresco y artístico pueblo de Carmel-by-the-Sea, dentro del condado de Monterrey, un lugar habitado por vecinos del mundo del cine, que llegó a tener como alcalde a Clint Eastwood en la década de 1980. Conocido como simplemente Carmel, es famoso por sus casas que parecen sacadas de un cuento infantil, sus numerosas galerías de arte y ser dog-friendly en la mayoría de sus establecimientos y playas.

Aunque el primer nombre al que se asocia la casa de la playa sea Sharon Stone y su cruce de piernas, ha contando con más habitantes de la pequeña y gran pantalla desde su construcción. Sus últimos famosos inquilinos de la ficción fueron los personajes de la serie Big Little Lies, protagonizada por Reese Whiterspoon y Nicole Kidman, de la que también te enseñamos su retiro espiritual de confianza en la serie Nine Perfect Strangers. También fue escenario de películas clásicos, como la primera versión de Tú a Boston y yo a California, pero su reforma ha supuesto una modernización del interiorismo que ha dotado a la casa de un aspecto contemporáneo al siglo XXI diferente al original.

A pesar de que el interior de la casa, y todas sus facilidades, ya son impresionantes de por sí, el atractivo de la vivienda se multiplica gracias a su exterior y las vistas sobre la costa del Pacífico que crean numerosos lugares especiales donde relajarse o celebrar una comida.