En 2018, Kim Kardashian y Kanye West viajaron a Japón sin saber que esa experiencia sería un punto de inflexión para el cantante. Desde que visitó por primera vez Naoshima, la "isla del arte" japonesa diseñada por el arquitecto ganador del premio Pritzker Tadao Ando, Kanye West ha estado obsesionado con el lugar. Él mismo dijo que presenciar ese arte "cambia la vida" y que le gustaría vivir dentro de una escultura de James Turrell como las que se encuentran en la isla.
Y parece que Kanye no mentía cuando decía estar obsesionado con lo que vivió en Japón: ahora ha pagado la friolera de 57,3 millones de dólares, en un acuerdo fuera del mercado, por una casa en Malibú diseñada por Tadao Ando. Se trata de una de las pocas casas diseñadas por el japonés en Estados Unidos, y podría considerarse una mezcla entre casa y escultura. De esta forma, Kanye apuesta de nuevo por el estilo minimalista, que ya puso en práctica cuando participó activamente en el diseño de su casa con Kim Kardashian en Hidden Hills.