Bautizaron el proyecto como "Casa centrada" por la forma rectilínea de la fachada que se oculta tras unos cactus del jardín. Aunque quizá también por tratarse de un trabajo colaborativo entre Annie Barrett, del estudio Aanda en Brooklyn, Nueva York, y Hye-Young Chung, de HYCArch, en Los Ángeles. O incluso porque los propietarios tenían muy clara la idea con respecto a cómo querían vivir su jubilación. Sea como fuere, la solución a todas estas cuestiones ha sido elevar la vivienda al cubo. Y no porque se haya multiplicado por tres, sino porque se ha convertido en un elemento volumétrico dentro de la casa, que define los espacios interiores. Y además, con vistas al jardín y la piscina.

"Exigentes, amantes del arte, apasionados del diseño y con una atención al detalle implacable, los dueños querían abordar su futuro de manera expansiva, con intención y curiosidad, abiertos a cualquier propuesta que cumpliera con sus requisitos", asegura Barret. Así que, desde la misma puerta, tenía que quedar claro el espíritu que gobernaba la casa. 

"Según te acercas desde la calle, una densa pantalla de cactus San Pedro da paso a una forma rectilínea minimalista cubierta con un revestimiento de pantalla de lluvia carbonizado con la técnica japonesa shou sugi ban, que contrasta con la exuberancia policromática del paisaje. Buscando un equilibrio entre la soledad meditativa y una excitante vida común, el hogar está diseñado como una serie de condiciones anidadas y organizadas concéntricamente a través de un cubo interior, dentro de un caparazón de espacio mediador para diferentes actividades, dentro del perímetro del paisaje. Las zonas más privadas están en el centro, y las más p��blicas están orientados en relación con el paisaje y la ciudad. Así, dentro de la casa, uno está dentro del cubo o vive entre él y la envoltura exterior visualmente porosa del edificio, creando conexiones directas con la naturaleza y amplificando el sentido del cubo como un volumen dentro de un volumen, o un hogar dentro de una casa", explica Barrett.


Un volumen interior

Las actividades íntimas como bañarse, meditar, estirar y dormir tienen lugar dentro del volumen central del cubo, mientras que las actividades comunitarias como cocinar juntos, ver fútbol con amigos y emprender proyectos creativos, ocurren entre el cubo y la cubierta exterior. El trabajo de carpintería cuidadosamente detallado en la cara del cubo facilita una transición suave entre estas zonas: una zona oculta los electrodomésticos listos para el panel y deja espacio para una claraboya que atrae la luz hacia el mostrador de la cocina. La otra zona oculta el almacenamiento, diseñado para guardar de todo, desde rompecabezas hasta materiales para manualidades o juegos familiares que se desarrollan en la sala de estar espaciosa e inundada de luz. 

"En general, el interior se compone de texturas personalizadas y detalles pensados para conseguir una sala de estar brillante y suavemente táctil. Los suelos Dinesen de tablones anchos se extienden por todas partes, y el yeso brinda una sensación de constante movimiento a las paredes y el techo, creando un impacto de textura al tiempo que conserva una paleta neutral que permite que el arte y el mobiliario brinden calidez y vitalidad. Significativamente, las ventanas de suelo a techo perforan la casa, profundizando la luz en el espacio y enmarcando el paisaje exterior. Los tragaluces escultóricos ocultos por planos en voladizo parecen jugar al escondite mientras recorres el espacio", dice Chung.