Aventura, contacto con la Naturaleza, libertad... Una casa en un árbol es un sueño infantil recurrente, pero también son muchos los adultos fascinados con la idea. Estados Unidos y varios países europeos cuentan desde hace décadas con empresas especializadas en este tipo de refugio o vivienda. En España, esta ingeniosa forma de hacer arquitectura se va abriendo paso poco a poco de la mano de firmas como Casárbol, Cabañas en los Árboles o Treehouse Ibérica.
Antes de poner en marcha el proyecto, el primer paso es elegir el árbol en el que se instalará la cabaña. Para decidirlo se tendrán en cuenta tanto las características del ejemplar (edad, altura, frondosidad, diámetro, etc.) como del entorno (acceso y cercanía de otros árboles), mientras que un experto realizará un estudio fitosanitario para garantizar la seguridad de todos.
Situar la construcción a una gran distancia del suelo solo es necesario cuando así lo exigen la forma y el ramaje del árbol. Si la construcción está orientada al juego de los niños, es suficiente con elevar la casita entre uno y tres metros del suelo para que tengan sensación de altura. A esta distancia se reduce el peligro en caso de accidentes y caídas y se simplifica el diseño de las estructuras necesarias (escaleras, pasarelas) para acceder a la construcción.
Con toda esta información se elaborará el proyecto, siempre a medida. Las características del árbol y su entorno determinarán si la casa se sustenta íntegramente en él o si se reparte la estructura entre dos árboles cercanos (la distancia no debe ser superior a los cinco metros). También puede apoyarse sobre postes clavados en el suelo para descargar de peso al árbol y no comprometer su crecimiento.
El respeto a la Naturaleza guía todo el proceso: se extrema el cuidado para que el árbol no sufra daños, no se cortan ramas grandes ni se usan anclajes agresivos, y las maderas y los materiales son ecológicos. La imaginación y el presupuesto son los únicos límites al diseño de estas construcciones vegetales en altura, que varían en función del uso que se les quiera conceder.
Las más sencillas son un simple contenedor de tablones con una puerta y alguna ventana. Las más sofisticadas, un dormitorio con su propio baño, spa y terraza, y equipadas con todas las comodidades: aislamiento, calefacción, agua, electricidad, saneamientos, aire acondicionado...