El arquitecto y urbanista francés Dominique Perrault (71 años) es conocido sobre todo por sus grandes proyectos, como las sucesivas ampliaciones del Tribunal de Justicia de la UE, en Luxemburgo –en las que lleva trabajando desde hace ya dos décadas– y, sobre todo, la Biblioteca Nacional de Francia (1995), que le dio renombre internacional y le supuso la concesión del Premio Mies van der Rohe en 1997.

Biblioteca Nacional de Francia (1995), en París. Perrault obtuvo el Premio Mies van der Rohe por esta obra en 1997.

Biblioteca Nacional de Francia (1995), en París. Perrault obtuvo el Premio Mies van der Rohe por esta obra en 1997.

Wikimedia Commons | CC BY-SA 4.0

Él mismo la describe como "una pieza de arte urbano, una instalación minimalista, el less is more de la emoción, donde los objetos y sus materias no son nada sin la luz que les transciende". Dos cosas son importantes en la arquitectura del francés: la relación del edificio con el entorno y el cuidado en los detalles. Su carrera profesional está llena de proyectos que lo atestiguan.

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Puente de Arganzuela en Madrid Río (2011).

Puente de Arganzuela en Madrid Río (2011).

Wikimedia Commons | CC BY-SA 3.0

Perrault: un arquitecto que conjuga esplendor y atemporalidad en sus proyectos

Perrault, que abrió su estudio en París en 1981, es autor de numerosos proyectos en España, sobre todo en Barcelona, donde ha diseñado hoteles, como el Melià Barcelona Sky, y edificios de oficinas, pero también en León o en Madrid, donde firma La Caja Mágica (2009) o la pasarela metálica helicoidal de Arganzuela (2011), en Madrid Río.

 

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Velódromo y piscina olímpica de Berlín (1999): un proyecto simple en lo geométrico, pero muy expresivo.

Velódromo y piscina olímpica de Berlín (1999): un proyecto simple en lo geométrico, pero muy expresivo.

Wikimedia Commons | CC BY-SA 4.0

 

A principios de los noventa, Perrault completa algunos de sus primeros encargos: un par de edificios de viviendas y una escuela de ingeniería eléctrica, que dan fe de la modernización cultural y técnica de la Francia de principios de los ochenta gobernada por François Mitterrand. Conocido ya fuera de Francia, Perrault firma otros encargos en Europa, como el nuevo Ayuntamiento de Innsbruck. Entre los más relevantes está el velódromo y la piscina olímpica de Berlín (1999): un proyecto simple en lo geométrico, pero tremendamente expresivo, por el que no ha pasado el tiempo. De hecho, quizá sea esa una de las características más destacadas del trabajo de Perrault: su capacidad de crear una arquitectura esplendorosa y atemporal (dos conceptos que, a menudo, no se llevan nada bien).

Imagen de la Villa Olímpica y Paralímpica proyectada por Dominique Perrault.

Imagen de la Villa Olímpica y Paralímpica: un proyecto urbano liderado por Dominique Perrault.

Elise Robaglia / Potion Médiathique / Dominique Perrault Architecte, ADAGP

La Villa Olímpica y Paralímpica: un nuevo barrio contemporáneo y abierto

Otra de las señas de identidad del arquitecto francés es la relación que siempre trata de crear entre el proyecto y el lugar en el que se asienta. En el caso de la Villa Olímpica y Paralímpica de París, Perrault la ha imaginado como "un barrio contemporáneo, abierto e innovador" que en su opinión ofrecerá a los atletas la ocasión de descubrir este territorio a orillas del Sena y descubrir el nuevo rostro de París. El arquitecto asegura que "los Juegos Olímpicos crean una fuerte relación entre la identidad de una ciudad, su urbanismo y la práctica del deporte para entregar a las naciones reunidas una experiencia y valores comunes".

El fin último de la Villa Olímpica es transformarse en un nuevo barrio de París.

El fin último de la Villa Olímpica es transformarse en un nuevo barrio de París.

Elise Robaglia / cortesía Dominique Perrault Architecture.

En todo caso, la estrategia urbana de Perrault en el caso de la Villa Olímpica es sobre todo una reflexión a largo plazo que tiene como objetivo la transformación de un nuevo barrio sostenible, "un fragmento de ciudad disponible para todos anclado en su territorio y en su geografía". En alguna ocasión, él mismo ha reconocido que en su estudio no construyen edificios, sino que lo que hacen son paisajes. A Perrault no le interesa el objeto en sí, sino cómo se relaciona con el lugar. En este sentido, su trabajo como urbanista es indisociable del de arquitecto. Así, desde el estudio siempre han trabajado en diferentes estudios urbanos en París y otras ciudades de Francia y Europa, como Burdeos, Nantes, Locarno, Viena, Sofía, Luxemburgo o Madrid.

Premio Nacional de Arquitectura en 1993; Praemium Imperiale en 2015 y, como ya hemos dicho, Premio Mies van der Rohe, seguramente el único gran galardón que Perrault todavía no ha recibido es el Pritzker, que, sin embargo, sí tienen otros arquitectos franceses de su generación, como Jean Nouvel o Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal.