Parásitos (Gisaengchung, en coreano, es su título original), del cineasta coreano Bong Joon-Ho, fue la película ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes (y la gran favorita para el Óscar a la Mejor Película de habla no inglesa). Elogiada por su cínica interpretación de la guerra de clases, ha sido también destacada por impresionante dirección artística (en la nomenclatura estadounidense sería equivalente al diseño de producción). Sin pretender destriparla, la película muestra a una familia pobre abriéndose paso para salir de una vida miserable y lograr acceder al servicio de la acomodada familia Park. Más de la mitad de Parásitos tiene lugar en la espectacular casa familiar de los Park y la mayoría de los espectadores –incluido el público coreano o los famosos miembros del jurado de Cannes en la edición de 2019 del festival, entre los que figuraban Alejandro González Iñarritu, Yorgos Lanthimos y Kelly Reichardt– no se habían dado ni cuenta de que ese maravilloso ejemplo de arquitectura minimalista y contemporánea era, en realidad, un decorado.
En la película, el propietario de la casa, el señor Park, dice que la casa había sido diseñada por su anterior propietario, el arquitecto Namgoong Hyeonja… Un nombre ficticio. En realidad, la mansión fue una creación del diseñador de producción de Parásitos, Lee Ha-Jun. Al contrario de lo que sucede en la arquitectura, en la que los arquitectos construyen espacios para que las personas vivan ahí y es en torno a ellas en donde gira el diseño, en el mundo del cine la prioridad recae en evitar obstáculos para las cámaras, crear elementos que bloqueen la visión de espacios y la elección de los ángulos de tiro de cámara.
Así, Bong Joon-Ho planteó a su diseñador de producción crear un decorado que no solo fuera visualmente bello sino que fuera, sobre todo, creíble y que respondiera a las necesidades específicas de cámaras, composiciones y personajes… con resultados sobresalientes, porque el decorado estaba completamente abierto y fue construido en un terreno al aire libre.
El diseño fue meticuloso: cada personaje tiene espacios personales que ocupa, pero hay también espacios que desconoce y que se nos van desvelando a medida que avanza el metraje de la película: el camino que siguen los actores a través de la sala de estar y el jardín; el camino que baja por la escalera desde el segundo piso hasta la mesa del comedor –una posición que le permite al actor mirar discretamente a la cocina desde la escalera del segundo piso–; el camino desde la cocina hasta el sótano, el que va del sótano al búnker secreto, y desde el garaje hasta la sala de estar, y así sucesivamente.
La iluminación natural de Parásitos fue un elemento crucial para lograr los objetivos planteados: el decorado de la casa se construyó tomando en cuenta la dirección del sol. Era fundamental recordar la posición del sol para que coincidiera con los objetivos dramáticos y, en consecuencia, eso hizo estudiar detenidamente las posiciones y tamaños de las ventanas, hasta el punto de que tanto el diseñador de producción, como el director de fotografía Hong Kyung-Pyo visitaron el terreno varias veces, para verificar el movimiento del sol en cada momento y decidir juntos la ubicación de los decorados.
No se filmó el interior y el exterior por separado: sólo se necesitó crear «la casa perfecta»… Tanto el patio delantero principal, el que se ve en cuanto entras en la casa, como el patio trasero, fueron creados específicamente para la película. El arquitecto ficticio que aparece en la historia, Namgoong Hyeonja, había «construido», supuestamente, la sala de estar del primer piso para poder apreciar adecuadamente el jardín, de forma que la pared de la ventana guarda una relación dimensional de 2,35:1.