La naturaleza y el arte siempre han ido de la mano. Aunque tradicionalmente la naturaleza era una tema más que representar en un lienzo, recientemente muchos artistas han usado la naturaleza como parte de su obra y ésta como herramienta de concienciación. Es el caso de los artistas de los que queremos hablarte hoy.
Andy Goldsworthy
Andy Goldsworthy es un escultor escocés que lleva desde los años setenta haciendo sus obras con materiales naturales como hojas, ramas, hielo, piedras o nieve. Una vez realizadas luz del sol, el viento, las mareas o simplemente el paso del tiempo terminan devolviéndolas a la tierra. Después de horas de trabajo montando cada obra, desaparecerán en poco y eso es parte del proceso y de la obra en sí. Por eso, su trabajo sólo podemos conocerlo a través de fotografías o vídeos o alguna de las exposiciones que hace usando siempre los mismos materiales.
El motivo para hacer este tipo de obras efímeras es simple: “Si quiero entender la naturaleza tengo que trabajar con la nieve, con la lluvia, con las piedras. La naturaleza es cambio y tengo que trabajar con ello. Todas las cosas se van, eso es lo que tenemos que ver.”
Para hacerlas, usa sólo sus manos, a veces dientes o algo que encuentre en el bosque que pueda usar como una herramienta improvisada. Está claro que cualquier persona que haga este tipo de trabajo tiene que tener una conexión especial con la naturaleza y Andy Goldsworthy es bastante contundente en esto: “A menudo se nos olvida que somos naturaleza. La naturaleza no es algo que esté separado de nosotros. Así que, cuando decimos que hemos perdido nuestra conexión con la naturaleza, hemos perdido nuestra conexión con nosotros mismos.”
Jason Decaires Taylor
La obra de Jason Decaires también depende de la colaboración con la naturaleza y, como la de Andy Goldsworthy, es perecedera. Pero además, tiene una importante función de conservación y protección del fondo marino. Jason Decaires hace esculturas que instala en el fondo del mar y es creador del Museo Acuático más grande del mundo, cerca de Cancún, México.
Sus obras están hechas con hormigón con ph neutro que favorece que los corales crezcan en ellas, incrementando la biomasa marina y la reproducción de especies. Esto hace que las esculturas tomen vida propia (nunca mejor dicho) y que sea impredecible saber cómo irán evolucionando.
Esto es importante ya que el aumento de la temperatura y la acidificación del océano están provocando la muerte de multitud de corales en en todo el mundo. Teniendo en cuenta que los arrecifes de coral son el hogar del 25% de las criaturas que viven en el océano, es una pérdida incalculable.
Además, como muchas veces los humanos le damos más importancia al arte que a la naturaleza, el hecho de sumergir obras de arte hace que el área donde se instalan se considere automáticamente una zona de interés cultural y por tanto se proteja.
Las fotografías de estas esculturas (los que no hemos tenido la oportunidad de sumergirnos para verlas en directo) son parecen al mismo tiempo atemporales y apocalípticas. Decaires explica que “ante la inmensidad del océano la humanidad parece frágil. Sumergida en el agua, además, pierde toda sensación de temporalidad. Quizá el mayor misterio resida en ese quiebre espacial y temporal. El pasado, el presente y el futuro se mezclan y confunden con la vida y la muerte.”
La misión de Decaires es llamar la atención sobre los peligros que corre el ecosistema marino “gran parte de mi trabajo consiste en tratar que la gente ame los océanos.”
Myoung Ho Lee
Myoung Ho Lee es un fotógrafo coreano que en su obra “Tree” retrata árboles en su entorno simplemente poniéndoles un lienzo blanco detrás. Con esto consigue darles una individualidad y personalidad a cada árbol que de otra forma nos pasaría desapercibida a quienes no sabemos de botánica. Con esta serie de fotografías consigue darle la vuelta al dicho “que el árbol no te impida ver el bosque”. Precisamente el bosque nos impide muchas veces apreciar la singularidad de cada árbol. No hay dos árboles iguales.
"Los árboles son objetos atractivos que permiten a la gente pensar filosóficamente y apreciarlos estéticamente. Pero demasiado a menudo no reconocemos el valor de los objetos cotidianos que nos rodean. Ver árboles desde otra perspectiva o recuperar el valor de los árboles es como despertar a todos los seres de la tierra en mi trabajo." Myoung Ho Lee
Theo Jansen
El trabajo de Theo Jansen seguro que lo has visto en más de una ocasión y es normal porque lleva casi treinta años perfeccionando su obra Animaris (palabra que une “animal” y “mar”). En ella crea nuevas formas de vida con esculturas cinéticas hechas con tubos de plástico que se mueven con el viento, huyen del mar y son capaces de darse la vuelta y caminar en dirección contraria cuando se encuentran con un obstáculo. El objetivo de Theo es que en el futuro estas criaturas sean totalmente independientes, puedan vivir solas en la playa sin ninguna ayuda y le sobrevivan.
En un principio fueron concebidas para proteger las dunas de las playas de los países bajos que, como ocurre en casi todas las costas, se están perdiendo debido a la subida del nivel del mar. Siendo consciente de ello imaginó unos guardianes de playas que las protegieran y devolvieran la arena a las dunas a través del viento. Aunque finalmente tuvo que descartar la idea, el cambio climático fue el origen de estas criaturas. Ante la idea de que en un futuro tengan una función ecológica como ideó originalmente, Theo simplemente responde “Ese es un sueño para el futuro, sin mí”.
El arte tiene un poder inmenso en la sociedad (aunque a veces no seamos del todo conscientes de ello). Puede quedarse simplemente en juego estético o puede ir un paso más allá y servir para llamar la atención y concienciar sobre problemas sociales o ambientales. Éste es el arte que nos gusta.