16 de julio de 1969. La misión Apolo 11 despega hacia el espacio para llegar a la luna cuatro días después. A pesar de que Neil Armstrong ha sido el astronauta más famoso de esta expedición, fue él junto a Edwin Aldrin y Michael Collins quienes se convirtieron en los primeros en pisar el satélite. La carrera espacial, en la que competían de forma no oficial los Estados Unidos y la URSS, había ido creciendo a lo largo de los años 60 y la llegada a la luna fue su mayor hito. Media humanidad seguía el alunizaje pegada a la pantalla del televisor porque se había anunciado el pequeño gran paso que cambiaría la historia.
Ni la cultura ni el diseño quedaron al margen de la influencia de la carrera espacial. En 1968, se había estrenado 2001: Una odisea del espacio, obra maestra cinematográfica de Stanley Kubrick, o el mismo 1969 David Bowie lanzaba Space Oddity, donde narra la hisstoria de un austronauta perdido en el espacio exterior. Por supuesto, el diseño, incluida la moda, sucumbieron a esta imaginería futurista y espacial. La ropa de Pierre Cardin daba buena muestra de ello y los diseñadores de mobiliario también, quienes crearon una estética particular asociada a esa era. Las piezas de Joe Colombo, Vico Magistretti o Gino Sarfatti, incluso el mobiliario de Cardin, perfilaron unos interiores dignos de naves en órbita. Perfiles redondeados, líneas curvas y materiales como el plástico o acero inoxidable que resultaban de lo más novedosos son las señas de identidad de estas piezas hoy retro-futuristas.