A finales de los años sesenta, con la carrera espacial en un punto álgido, el futuro parecía esto: habitar en cápsulas prefabricadas de plástico. Entre las décadas de 1950 y 1970, un puñado de arquitectos por todo el mundo diseñaron esos módulos para una nueva vida, más democrática, menos burguesa, en poco espacio; solo lo justo y muy funcional.

Esas utopías no cuajaron (algunas ni pasaron del papel) y muy pocas llegaron a hacerse realidad, como la Maison Bulle (1963), de Jean-Benjamin Maneval. Aliado con el ingeniero Marcel Dupleaux, empleado en Petroleos de Aquitania, fundó la compañía Batiplastique, y ayudados por la petrolera llegaron a fabricar y comercializar en 1968 300 unidades pensadas como casas vacacionales.

En 2014, un coleccionista compró uno de estos ejemplares en una subasta y, tras restaurarlo, encargó al estudio KIF que lo instalara en su finca del noroeste de Francia. Este a su vez delegó en Dorothée Meilichzon hacerla realmente habitable. "Conocía este proyecto y también otros similares; siempre me han intrigado estas arquitecturas un poco utópicas", cuenta la interiorista, autora de la terminal 2G del aeropuerto Charles De Gaulle o los coquetos hoteles Experimental. ¿La vemos?

1 /6
maison bulle karel balas 07
Karel Balas

Seis módulos

La llamada Bulle á Six Coques está compuesta por seis módulos idénticos de poliéster unidos por un esqueleto de metal hexagonal sobre el que se ensamblan. 

maison bulle karel balas 14
Karel Balas

Conceptos futuristas

El conjunto va rematado por una cúpula de poliéster y las ventanas son una pieza curva de metacrilato.

Era un reto comprimir en sus 36 m2 todas las necesidades de un hogar y que fuera bello. La experiencia hotelera de Dorothée Meilichzon le ayudó a aprovechar cada uno de los seis gajos de su diseño.

maison bulle karel balas 11
Karel Balas

A medida y de diseño

"Investigamos si Maneval había previsto algún equipamiento, pero rápidamente nos apartamos de eso para trabajar en algo más contemporáneo y confortable. Hemos diseñado todo el mobiliario, con excepciones como  las sillas vintage anónimas, los taburetes de Paulin, las lámparas de Axel Chay, otra de Magistretti y esculturas de Vasarely, porque nuestro cliente es un gran coleccionista", dice la interiorista.

El comedor, en el centro, hace de eje conector. 

maison bulle karel balas 13
Karel Balas

Todo unido

"Ha sido mi proyecto de menor tamaño hasta la fecha, pero hemos conseguido que quepan todas las funciones dedicando cada carcasa a una función: entrada, dormitorio, baño, cocina, aseo-vestidor y salón", dice la interiorista. De hecho, la cama ocupa una de las secciones.

maison bulle karel balas 12
Karel Balas

Acogedor

Tras las puertas de madera hay un vestidos y un baño. 

maison bulle karel balas 06
Karel Balas

Un refugio para desconectar

Y termina diciendo que tanto los propietarios como sus hijos están encantados con la Bulle, que ha recobrado su razón de ser.

En un rincón, lámpara de Alex Chay.