Parece que Giullio Iacchetti, enfant terrible del diseño italiano, necesita pisar el acelerador en su trabajo, coger curvas cerradas. El autor de piezas tan celebradas como la estantería modular Eur, para Magis, la serie de lápices y bolígrafos Neri, para Internoitaliano, o las joyas Bearing, para Maison 203, se atreve a imaginar un nuevo modelo de la inmortal Vespa, más ligera, aerodinámica y ecológica: la Vespampère.
Con la intención de sintetizar su versión más pura, Iacchetti toma como inspiración el modelo original de la motocicleta de Piaggio, la Vespa 98, que pisó las calles de Roma en 1956, y se convirtió rápidamente en icono social y cinematográfico de la segunda mitad del siglo XX. La Vespampère es la materialización de un dibujo, trazado casi con una sola curva, que recoge la esencia de la Vespa 98: aires modernos, deseo de innovación y espíritu funcional, nacido de la necesidad de ofrecer un nuevo medio de transporte práctico y manejable para una sociedad que resurgía de la posguerra.
Con esta cuidada interpretación, el diseñador muestra un modelo depurado, de líneas sencillas y carrocería ligera, más cómodo para el manejo en la ciudad. El rasgo más singular de la versión de Iachetti es quizás la silla en voladizo, un guiño a las intenciones del modelo original. El nuevo faro circular de LED se incorpora en el manillar en una elegante curva, que permite incluir en el tablero un pequeño compartimento en el que cargar el teléfono sin cables. Una vez alojado, el dispositivo se convierte en panel desde el que acceder a los controles, velocímetro, medidor de combustible y luces, a través de una aplicación.
Como no podía ser de otra forma, el nuevo diseño mira al futuro sustituyendo el motor de gasolina por un motor eléctrico de menor tamaño, que permite además reducir considerablemente el ancho de la carrocería.