Es probable que en el Cukrownia Żnin Hotel las llaves no sean algodones dulces ni las camas estén hechas de esponjosas y edulcoradas nubes, pero solo con pensar que hasta 2004 era una fábrica de azúcar, se nos hace la boca agua. ¡Qué feliz hubiera sido Celia Cruz! Vamos a rendirle un homenaje a ella y a todos los golosos del mundo conociendo un poco más cuál ha sido el proceso. De entrada hay que decir que estamos ante un edificio histórico de Żnin, Varsovia. En concreto, la fábrica se construyó a finales del siglo XIX, y hasta 2004 operó produciendo azúcar a partir de remolacha. Como resultado de la reestructuración industrial, se cerró y los edificios del complejo finalmente se designaron para su demolición.
Pero entonces Arche, empresa polaca que se dedica a rescatar edificios históricos para darles una nueva vida, adquirió el complejo con el objetivo de renovar la fábrica y hacer revivir los valiosos edificios que iban a ser demolidos, al tiempo que intentaba respetar y mantener el valor intrínseco del complejo, los cambios sufridos por generaciones y su diversidad estética y técnica.
"Desde el inicio del proyecto, nos centramos en preservar la historia del edificio conservando casi todos los elementos de la antigua fábrica, hasta los tornillos y los restos de láminas. Aunque muchos de ellos ahora interactúan con nuevas funciones, todavía son bastante visibles. Los más pequeños también se mantuvieron e incorporaron al diseño interior y, en conjunto, todo el proyecto ha conservado su autenticidad natural. Al entrar al edificio principal, la primera impresión es que todavía funciona como una fábrica, con una 'saturación' de estímulos que van desde la tosca sencillez hasta características emocionales de intimidad y calidez".
Dominar la forma de un edificio tan complejo resultó ser un desafío, y la creación de un diseño de funciones y comunicación dentro del enorme espacio llevó mucho tiempo. Sin embargo, se abordó esa complejidad como un activo único. En su totalidad, el complejo consta de 27 edificios. "Ninguna de las estructuras existentes fue demolida y a todas se les asignaron nuevas funciones, algunas de hecho aún están en proceso". El acercamiento a los interiores abarcó las conexiones con el paisaje circundante, con la restauración del antiguo pavimento de piedra, tuberías, mástiles y otros equipos que permanecieron donde estaban. Eso unificó todo el proyecto, infundiendo un carácter único desde el momento en que se cruzan las puertas de entrada.
El edificio principal del hotel cuenta con un alojamiento de 4 estrellas, que incluye habitaciones, un restaurante y espacio para conferencias. El segundo edificio es un hotel de 3 estrellas, conectado a un parque acuático, un spa, un club y una cervecería. El tercer edificio alberga una sala de conferencias con capacidad para 800 personas, así como un cine, un restaurante con espacio adicional para eventos, un puerto deportivo, un centro de rehabilitación y un edificio adicional mucho más pequeño que se adaptará para una nueva función.
"Varias docenas de diseñadores trabajaron en la gran instalación, incluidos Bulak Projekt, MML y MIXD. El apoyo de las oficinas municipales también desempeñó un papel importante, al igual que el aporte de los ex trabajadores de la fábrica de azúcar. Los principales autores de este proyecto premiado incluyen al presidente de Arche Władysław Grochowski, quien vio el potencial en el edificio condenado a la aniquilación, el arquitecto y diseñador jefe Marek Bulak y el arquitecto Piotr Grochowski". A todos ellos, gracias, por hacernos la vida un poco más dulce. ¡Larga vida al azúcar!