"Lo más importante a la hora de intervenir una vivienda es tener en cuenta la época del edificio y saber cómo se constituye, para tener cuidado a la hora de pensar la distribución del espacio y, por ejemplo, no cargarte un muro de carga que puede provocar muchos problemas en la estructura", nos cuenta la arquitecta Carmen Bueno, especialista en reformas de Patrimonio Arquitectónico.
Partiendo de la base de que, a nivel estético, ella es una defensora de que siempre el estilo de la intervención respete y dialogue con la arquitectura del edificio, hay una serie de consideraciones que nos subraya como fundamentales a la hora de intervenir cualquier edificio histórico. "En cualquier caso, con los muebles es posible marcar un determinado estilo, pero utilizando ese telón de fondo que tiene que tener unidad y ser coherente 100%". Tomando como ejemplo la ciudad de Madrid, nos da varios tips que todo arquitecto o interiorista debe tener en cuenta, según su opinión de experta.
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1. La evolución de los muros de carga
"Existe una clara diferenciación entre la manera de construir los edificios de viviendas de antes y de después de la Revolución Industrial", nos comenta Bueno. "Todo Madrid central está hecho antes de la revolución industrial, es lo que yo llamo el Madrid tradicional. Y en esta zona, todas las viviendas hechas con muro de carga de ladrillo y de entramado de madera. Esto significa que dentro del muro de carga hay unos pilares de madera, llamados pies derechos, que a su vez se unen con tornapuntas en diagonal. Lo que suele ocurrir en este tipo de vivienda es que la fachada tiene el muro de carga muy gordo y, en paralelo, con una distancia de entre tres y seis metros, hay otro muro de carga que tiene dos pequeños vanos o agujeros. En general entre esos dos muros de carga, se van poniendo las viguetas en el techo. En estos casos, cuando se interviene la vivienda, solo se puede jugar con las distancias que tienes entre esos muros, para intentar conseguir un espacio lo más luminoso posible sin afectar a la estructura de la casa", nos detalla la arquitecta.
Por otro lado, a partir de la Revolución Industrial, se desarrolla el Ensanche de Madrid, en concreto en el área comprendida entre Retiro, en torno a la Puerta de Alcalá, y el Palacio Real. "En esta época, al igual que a nivel de urbanismo las calles son más cuadrangulares, la arquitectura se vuelve más racionalista", nos comenta Bueno. "Los muros de carga dejan de ser solo de ladrillo y se les añade metal, es decir, son estructuras mixtas". Hay, poco después, una peculiaridad que marca la Guerra Civil española, pues como nos explica Bueno, "también se construían muros de carga paralelos a la fachada pero mucho más finos, incluso de 18 cm pues, en esa época, se intentaba construir economizando al máximo el material. Aquí es donde tenemos que tener cuidado de no derribar ese muro, pensando que no es de carga, pues se pueden provocar daños en el edificio".
2. Mayor o menor amplitud en las ventanas
"Dependiendo de los materiales constructivos utilizados en cada época se van creando diferentes estereotipos de vivienda que debemos de tener en cuenta a la hora de intervenir", señala Bueno. "Así, por ejemplo, a medida que entran nuevos materiales de construcción como el metal y, posteriormente en las circunvalaciones de Madrid, el hormigón, vamos viendo una mayor amplitud en las ventanas, pues la estructura es más liviana", señala. Así, en el Madrid tradicional nos encontramos ventanas abalconadas más estrechas, mientras que en las viviendas posteriores grandes ventanales empiezan a ocupar las fachadas. Algo fundamental a la hora de rehabilitar los espacios, especialmente al tener el cuenta la iluminación natural de los espacios.
3. Evolución del tipo de molduras
Uno de los elementos que más influyen a la hora de proyectar el interiorismo es la presencia de molduras en los edificios históricos. Pero también hay diferencias según la época, como detalla Bueno. "En el Madrid de las letras, la zona más parisina y modernista de la ciudad, las molduras se muestran complejas y con muchas florituras. Sin embargo, a medida que pasan los años, la moldura se va estilizando y se convierte en un elemento más racionalista, al igual que la arquitectura", explica. Y añade, de nuevo, que es algo que hay que tener muy en cuenta a la hora de rehabilitar: "cuando la moldura, por ejemplo, es más desarrollada te está pidiendo crear un interiorismo también más desarrollado. Sin embargo, cuando las molduras son más cuadradas, en el interior hay que saber imitarlo y mantener ese diálogo entre la arquitectura exterior y la interior, mantener una unidad".
4. Ladrillos ocultos o para ser vistos
La tendencia del ladrillo visto es algo que hemos visto crecer en los últimos años, si bien, como nos explica Carmen Bueno, hay ladrillos que nacieron para permanecer ocultos. "El ladrillo visto se empezó a hacer hacia 1800. Antes, el ladrillo con el que se construía no se hacía para ser visto. Por eso, en el Madrid tradicional el ladrillo de tejar no se ve, están todos los edificios revocados, con un mortero de cal. A finales de 1800 y principios de 1900 es cuando los materiales empiezan a desarrollarse y se crea un ladrillo con una cocción mayor en su cara exterior y menor porosidad, preparado para ser visto".
5. Detalles a tener en cuenta en las viviendas más antiguas
"Hay muchos edificios de corralas en el Madrid antiguo que tienen los forjados aligerados y que, igual al hacer obras, se encuentran unas bovedillas cerámicas. Este sistema lograba que los suelos fuesen muy ligeros y el piso no tuviese sobrepeso", explica Bueno aludiendo a la necesidad de tener este elemento en cuenta para no sobrecargar los suelos a la hora de intervenir. Otro elemento a tener en cuenta también en este tipo de edificios son las zonas húmedas. "Son edificios en los que las viviendas no tenían originalmente un baño propio, por lo que en posteriores intervenciones se fueron creando zonas húmedas donde no las había y hay que revisar bien que estuvieran bien aisladas y no hayan generado problemas de humedad", añade.