Los ruidos en casa son un clásico del verano. No es que por efecto del calor el ánimo se nos altere y nos volvamos más escandalosos –aunque es verdad que la canícula puede llegar a sacarnos de quicio–; sencillamente, es porque se trata de la época en que nuestra casa permanece más tiempo abierta por aquello de que se airee y refresque y para disfrutar más del buen tiempo. Y eso, obviamente, hace que recibamos la visita indeseada de los ruidos del exterior.
No es un problema menor. Casi el 16% de los hogares españoles padece ruidos procedentes de los vecinos o de la calle, con picos que llegan hasta el 37% en Ceuta o el 28% en Baleares, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Eso hace que nuestro país sea el país más ruidoso de la Unión Europea y el segundo del mundo, solo por detrás de Japón, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según una encuesta de la web de reformas integrales y reparaciones HomeServe, los sonidos que más afectan son los generados por los propios vecinos (41%), hasta el punto de llegar a escuchar sus conversaciones (32%) o los diálogos de la serie de televisión que estén viendo (12%). Las aspiradoras y lavadoras molestan a un 33% de los encuestados, las mascotas al 18% y la música alta al 13%.
El problema es que atajar el ruido no es sencillo, sobre todo en fincas antiguas que no cuentan con aislamiento, por lo que sería necesaria una obra costosa y de calado. Por si fuera poco, hay ruidos, como los de impacto, que dependen de la voluntad del vecino del piso superior. Por eso, un 70% de los españoles que ha planteado adoptar alguna medida de insonorización.
Para los propietarios que están dispuestos —u obligados— a hacer obras para que el vecino de abajo no tenga que soportar sus pisadas, los objetos que caen al suelo o el movimiento de sus muebles, el mercado ofrece soluciones económicas, algunas con poca obra y otras que puede hacer con sus propias manos. Estos ruidos de impacto son los más complicados de mitigar y suponen el 16% de los sonidos molestos. La buena noticia es que se pueden reducir a la mitad —entre los 18 y los 22 decibelios—, adoptando algunas de las medidas que se ofrecen en este artículo.