La Navidad se acerca como una presencia omnipotente: en escaparates, calles iluminadas, árboles navideños y aromas especiados. Evidentemente, no queremos que nuestra casa sea la excepción a la regla.
La mayoría de hogares se visten de rojo, dorado y verde en esta temporada. Aparecen figuras de renos y estrellas brillantes por doquier. Sin duda, es una época mágica que nos anima a explorar nuestro lado más creativo y llenar de adornos la casa. Ahora bien, en medio del entusiasmo festivo podemos caer en ciertos errores que, tristemente, arruinan de sobremanera el resto de la decoración. Pero no te preocupes, porque hoy te compartimos esos fallos que sí o sí puedes evitar teniendo esta información en tu radar.
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1. Un árbol con vida propia
Aunque el árbol de Navidad es el protagonista, no tiene porqué cargarse de miles de adornos, colores y texturas. De hecho, esto lo único que conseguirá es hacer que esos detalles tan cuidadamente elegidos pasen desapercibidos bajo el exceso de barroquismo. Idealmente, el árbol tiene que tener una cantidad de adornos proporcional a su tamaño. Mini árboles o versiones colgantes pueden contar con una cantidad más reducida, pero un abeto frondoso y amplio puede ser decorado con más elementos.
Para evitar este error, puedes decorarlo en capas. Comienza con las luces y luego añade los adornos más grandes. Sigue con los más pequeños para llenar los espacios vacíos y fíjate de haber conseguido un equilibrio natural en todo el árbol.
2. Ignorar el recibidor
Después del salón comedor, probablemente el recibidor sea lo más importante en términos de decoración navideña. Da igual si es un hall muy pequeñito o simplemente un pasillo estrecho. Siempre hay lugar para colocar un par de detalles que, literalmente, den la bienvenida a la Navidad. Cuidar su decoración ayudará a sentir la temporada de fiestas desde que tus invitados pisen la casa. Una corona en la puerta, una estrella colgante o aromatizadores ambientales de Navidad pueden ser más que suficientes.
3. Todo muy plástico
La reconexión con la naturaleza es una tendencia que llegó con fuerza protagónica. La Navidad no se escapa, así que si estás pensando en decorar toda tu casa con un montón de adornos plásticos y frágiles, mejor detente. Lo que buscamos es crear un ambiente cálido y acogedor, donde primen las texturas, los relieves, las capas de profundidad y de iluminación. Para conseguirlo, nada mejor que decorar con pocas piezas, pero de calidad o con algún cariz artesanal.
Esto no significa que no puedas colgar algunas esferas plásticas en el árbol o comprar un abeto artificial. Hablamos de equilibrio: combina materiales y añade toques vegetales como guirnaldas naturales, piñas o ramitas.
4. Si todo brilla, nada brilla
Es temporada de fiestas, no nos engañemos. A todos nos apetece colgar alguna guirnalda dorada o una figura con glitter. El problema surge cuando nuestra casa sufre de sobredosis de brillo y, entonces, nada luce, todo se encandila mutuamente. Debemos encontrar la manera de crear espacios armónicos y que los pocos adornos brillantes resalten sobre los fondos.
Esta regla también aplica para acabados metalizados. Por ejemplo, si usarás cubierto dorado para la comida de Navidad, elige un mantel sin brillos. Un portavelas con terminaciones brillantes debería sostener una vela lisa, y así sucesivamente. ¡La armonía es clave!
5. Luces frías e intermitentes
Hablemos de un error que, en realidad, es un fallo a medias. Las luces cálidas y fijas son las preferidas por decoradores, pero también por las personas en general. Es cierto que una luz dorada o ámbar da un toque mucho más acogedor e íntimo. Asimismo, con las luces fijas conseguiremos un espacio calmado y sereno.
En realidad, las luces frías y parpadeantes pueden quedar bien solo en ciertos contextos... y la Navidad no parece el más adecuado. Excepto si tu casa está diseñada con un marcado estilo vanguardista o contemporáneo. Si no es tu caso, mejor opta por guirnaldas cálidas que suavicen el ambiente.