Es la planta estrella de la Navidad. Con sus características hojas de vibrante color rojo, la Euphorbia pulcherrima, más conocida como Flor de Pascua o poinsettia, es la planta más popular de estas fechas (aunque hace poco te propusimos algunas alternativas para ser más original). La vemos en todos los rincones dando vida a las calles, casas o parques. Esta planta está asociada a la temporada navideña, ¿pero sabías que no se trata de una especie de temporada? Es un arbusto de hoja perenne que, convenientemente cuidado puede alargar su vida más allá de las fechas festivas y seguir creciendo.
Origen y cuidados de la Flor de Pascua
Originaria de México, en su hábitat natural este arbusto puede alcanzar dos metros altura. Es fundamental entender que se trata de una planta tropical que no tolera el frío, por lo que durante el invierno ha de estar resguardada. Le gusta el calor, así que si vives en el sur, en un ambiente cálido, probablemente habrás comprobado que prospera muy bien en jardines. Pero normalmente, las flores de duran tan poco porque no las mantenemos en condiciones idóneas. Esta planta necesita luz pero no tolera la acción directa del sol ni las corrientes de aire. Cuando se ubican en rincones oscuros se marchitan. También son muy sensibles al exceso de agua, que las ahoga. Lo más recomendable es regarla igual que a las orquídeas, sumergiendo la maceta en un cubo con algo de agua durante unos 15 minutos. Y aunque crecen bien con el calor, las calefacciones fuertes les hacen daño. Su temperatura ideal oscila entre los 16 y los 22 grados.
Las flores de la Flor de Pascua
Parte del atractivo de esta planta son sus hojas rojas, pero también pueden tener un color blanco, anaranjado o rosáceo y éstas, junto con las pequeñas flores que alberga, sólo prosperan entre los meses de noviembre a febrero. Es decir, que por mucho que cuidemos la planta, las flores se van a perder y solo mantendrá sus hojas verdes y ovaladas. Aunque con la caída se pierde el color, la planta no está muerta. Si se cuida, el siguiente mes de noviembre volverá a florecer.
Para mantenerla viva todo el año es indispensable para abonarla cada dos semanas, preferentemente con un fertilizante líquido disuelto en el agua del riego. Y con la llegada del calor se puede ubicar en el exterior, en un lugar con temperaturas templadas, con acceso a luz natural y alejada de las corrientes de viento.