El concepto de casa ideal es muy personal, y está claro que a veces puede rozar la excentricidad. Bruce Campbell tenía quince años cuando vio un cementerio de aviones por televisión y se prometió a sí mismo que algún día viviría en uno. Y dicho y hecho. Solo tuvieron que pasar unos años y, en 1999, contrató a una empresa de salvamento que le encontró un Boeing 727 de la Segunda Guerra Mundial, con capacidad para 200 pasajeros y unos 100 metros cuadrados.
La historia del Boeing 727 y cómo terminó siendo una casa
Parece ser que el avión se utilizó para transportar los restos del propietario de la aerolínea, Olympic Airways hoy Olympic Airlines, que era ni más ni menos que Aristóteles Onassis, casado con Jacqueline Kennedy Onassis en el momento de su muerte. Sea como fuere, fue habilitado para viajar desde Grecia, donde estaba, hasta Estados Unidos, y después remolcado por carretera, sin los motores y las alas, hasta Hillsboro, un suburbio de Portland, Oregon, donde vive este ingeniero de 73 años.
Su interior es bastante austero, con ducha portátil, sin cocina solo microondas y horno tostador, lavadora portátil y fregadero temporal, un futón que se hace cama y poco más. Desde el terreno hasta los últimos "detalles", Campbell lleva desembolsados casi 300 mil euros, incluida la compra del terreno, el avión, transportarlo y un sinfín de "pequeñeces" para adecentar el espacio.
¿Es rentable vivir en un avión?
Sin meternos en comodidades varias, como el hecho de no tener agua corriente, alimentarse de comida enlatada o tener que levantar en invierno una barrera térmica que solo calienta una parte del avión, la cuestión es si no hay otras opciones más fáciles y acogedoras si lo que se quiere es vivir en una casa prefabricada en medio de la nada. Y la respuesta es, obviamente, sí.
Otras opciones más cómodas, eficaces y seguras de montar tu refugio en medio de la nada
Si quieres apartarte del mundo sin renunciar a la comodidad, en el mercado puedes encontrar otras opciones que te permitirán vivir como monje tibetano pero sin pasar frío. Te presentamos las que más nos gustan, aptas para distintos tipos de bolsillos.
1. Viviendas 'wahbi' de la firma Woodville
Las viviendas 'wahbi' de la firma Woodville, creadas y diseñadas por Patxi Mangado y Fernando Oíza, son energéticamente eficientes, modulares, personalizables y aptas para desarrollarse industrialmente con materiales naturales.
2. Green Nest House
Esta casa prefabricada y sostenible ha sido diseñada por el estudio barcelonés de arquitectura ON-A. Siguiendo los principios de la economía circular, se mimetiza y camufla con la naturaleza.
3. Wikkelhouse
La firma holandesa Wikkelhouse diseña casas prefabricadas modulares con cartón procedente del reciclaje de cajas de verduras. Su duración mínima es de 50 años y su precio, a partir de 40.000 euros.
4. Una casa prefabricada de tini® en solo 60 días
Firmada por tini®, esta casa modular en La Rioja representa el equilibrio perfecto entre innovación y tradición junto a la naturaleza. 60 metros en 60 días, ¡de récord!