¿Quién no ha sentido el sudor frío al buscar el regalo perfecto para alguien con ojo clínico para el diseño? Esas personas que pueden identificar una silla Eames falsa a diez metros o que usan palabras como "textura" y "dialogar con el espacio" en conversaciones casuales. Si crees que impresionarles es misión imposible, tranquilo: no hace falta hacer un máster para dar en el clavo.
Como nos gusta ponértelo fácil, hemos elaborado una guía para convertirte en el héroe de las fiestas (sin perder la cabeza). Porque regalar diseño no es una ciencia oculta, es saber que lo que cuentas no es solo lo que está en la caja, sino lo que transmite. Con estas cinco ideas, no solo conquistarás corazones estéticos, sino que evitarás que tu regalo acabe escondido en un rincón oscuro.
1. Libros de arte y arquitectura: un clásico infalible
Un buen libro de diseño o arquitectura no solo sirve para cultivar la mente, seamos sinceros, también para decorar una mesa de centro. Algunas opciones que encantan son las monografías de estudios icónicos como Studio KO o los análisis visuales de movimientos arquitectónicos como el brutalismo. ¿Quieres algo más específico? Busca ediciones con un diseño editorial impecable, como las de Phaidon o Taschen, que transforman el simple acto de leer en una experiencia estética.
Pro tip: si el destinatario ya tiene una buena colección, opta por una edición limitada o de gran formato, como las que recopilan los bocetos originales de arquitectos célebres.
2. Iluminación de autor: magia en forma de luz
Regalar una lámpara es regalar atmósfera, y pocas cosas transforman tanto un espacio como la iluminación. Firmas como Artemide o Flos ofrecen piezas que son auténticas esculturas de luz, desde las formas minimalistas de la lámpara "Eclisse" hasta las curvas poéticas de "Akari" de Isamu Noguchi.
Si buscas algo más accesible, explora las creaciones de diseñadores emergentes que trabajan con materiales como madera reciclada o vidrio soplado a mano. Un ejemplo perfecto, las creaciones de Kauani. La clave está en elegir algo que dialogue con el espacio y no solo lo ilumine.
3. Pequeñas piezas, grandes historias
Los pequeños detalles son los que marcan la diferencia, y regalar una pieza de autor puede ser ese toque especial que un amante del diseño valora. Piezas de cristal de Murano y sus formas, jarrones de cerámica alemana de los 60 o incluso una cubertería de la firma francesa Sabre pueden ser una buenísima idea.
El truco está en optar por objetos que combinen estética y funcionalidad, como los candelabros modulares de Fritz Hansen o las alfombras geométricas de Gan Rugs, que transforman un rincón anodino en un lugar especial.
4. Materiales que cuentan historias: mármol, cerámica y más
Si el destinatario es un apasionado de los materiales nobles, un regalo hecho en mármol, cerámica o piedra natural será un acierto. Desde tablas de cortar artesanales en mármol de Carrara hasta floreros de cerámica japonesa wabi-sabi, estos objetos conectan con la tradición y la artesanía.
Incluso los más pequeños objetos, como posavasos en terrazzo o relojes minimalistas en piedra volcánica, pueden convertirse en los protagonistas de un espacio. El material elegido hablará por sí mismo.
5. Experiencias de diseño: el lujo intangible
A veces, el mejor regalo no es algo tangible, sino una experiencia. Un taller de cerámica, una visita guiada a un edificio emblemático o una suscripción a una revista de diseño premium como Arquitectura y Diseño pueden ser regalos que van más allá del objeto. También puedes sorprender con una entrada para una feria de diseño como Maison & Objet o el Salone del Mobile, si el destinatario es de los que disfrutan de una inmersión total en este mundo.
Si prefieres algo más personal, opta por experiencias locales, como un tour arquitectónico por su ciudad o una sesión privada con un diseñador para rediseñar un espacio de su hogar.