Su nombre proviene del francés: bidet, un tipo de caballo pequeño parecido a un poni que usaban las damas y niños de la nobleza para sus paseos; y hace referencia a la posición en la que hay que sentarse, igual que cuando se cabalga. Se cree que el bidé nació en la Edad Media pero se popularizó entre las clases nobles en el siglo XVIII ya que servía para aliviar las molestias que sufrían los jinetes tras pasar horas cabalgando. Se convirtió en un elemento de prestigio que se ubicaba en el dormitorio. Pero su éxito duró menos de dos siglos. Cuando el agua corriente y la ducha llegaron a las casas este sanitario del baño se usaba para lavar las partes íntimas e incluso para limpiar los pies, dejó de usarse para convertirse en un elemento decorativo que muchas veces causa confusión, especialmente entre los más jóvenes que se preguntan para qué sirve este elemento que afronta una lenta agonía. ¿Es un revistero o un para refrescar las cervezas?, se preguntan los millennials.
Las ventajas y desventajas de tener un bidé
Aunque las tazas con chorros o las pequeñas duchas auxiliares parecen ganarle claramente la batalla, la ventaja de tener un bidé en casa se centra principalmente en la higiene y la practicidad, especialmente si hay personas mayores, ya que puede ser una gran alternativa para el aseo. Una de las grandes desventajas tiene que ver con la cantidad de espacio que se necesita para instalar uno. Según el estudio de interiorismo de Barcelona The Room & Co, esta pieza de sanitario acabará desapareciendo. "Los espacios de las viviendas se van reduciendo y los cuartos de baño son cada vez más pequeños. Eso dificulta la colocación de dos sanitarios como pueden ser el inodoro y el bidé", argumentan. "Además, a juzgar por las peticiones en nuestros proyectos, son pocas las personas que a día de hoy utilicen y no los incluimos a no ser por petición expresa del cliente.
¿Qué piezas están sustituyendo al bidé?
Pensamos que el futuro y ya el presente tiende más a utilizar los smart toilets como por ejemplo el modelo In-Wash de Roca que presenta ambas opciones en una con lo que optimizas espacio sin perder ambas funciones", aseguran. También Alberto Torres, de Alberto Torres interiorismo, el estudio de PortobelloStreet es partidario de escoger sanitarios de doble función. "En algunos proyectos, especialmente en baños de tamaño reducido, no suelo incluir un bidé separado. Sin embargo, en estos casos, a menudo opto por utilizar una taza de inodoro con un sistema de bidé incorporado que permite el uso de un chorro de agua para la limpieza personal, proporcionando una solución compacta y eficiente en términos de espacio. Además, estos sistemas suelen ser más fáciles de mantener y son una opción más económica que incluir un bidé separado. Sin embargo, no son tan eficientes en comparación con un bidé regular, y no son aptos para ciertas personas con necesidades especiales", matiza este experto que defiende la utilidad del bidé.
"Considero que es un elemento importante en un baño y lo incluyo en mis proyectos siempre que sea posible y apropiado. Proporciona mayor higiene personal y puede ser especialmente útil para personas mayores o con discapacidad física. Además, suele ser considerado como un elemento de lujo en un baño y puede aportar un valor añadido al diseño del mismo. Sin embargo, también entiendo que en algunos casos el espacio o el presupuesto pueden ser limitados, por lo que en esos casos, optaría por otras soluciones de diseño", explica
¿Qué motivos tienen los interioristas que no ponen bidé?
En cambio, la interiorista catalana Pia Capdevilla no suele incluir el bidé en los cuartos de baño, "solo los ponemos por petición de cliente, ya que de primeras no es una pieza que pensemos en incluir. Tenemos un alto porcentaje de cliente que no lo quiere, pero todavía hay quien sigue pidiéndolo. Proponemos mucho más las duchas higiénicas, que no restan espacio y resuelven el tema", indica. También en el estudio Alfons & Damian son partidarios de instalar duchas, que ocupan menos espacio: "Es obvio que la higiene personal es muy importante en nuestra sociedad pero también es verdad que los rituales cambian.
Actualmente somos más partidarios de las duchas funcionales y el bidé un elemento que la gente no suele pedir que incluyamos en sus proyectos. Nosotros siempre damos la opción, pero puede convertirse en un elemento obsoleto y muy molesto si no se les da uso. Seguro que se diseñarán otros útiles para el baño, como ha pasado con la cocina. Porque el diseño siempre acaba adaptándose a las conductas y necesidades de la sociedad", vaticinan. Tampoco Alejandro Briones, del estudio In Design, ve futuro a esta pieza del baño. "siempre queda al arbitrio de lo que decida el cliente. Lo que es un hecho constatado es que ya desde hace bastantes años los clientes declinan instalarlo. Y ya no se trata únicamente de que los domicilios sean actualmente mas pequeños sino de que aparentemente la sociedad de hoy en día no lo ve como algo realmente necesario", corrobora.
Conclusión
Como corroboran la mayoría de los interioristas consultados este artefacto de color blanco, de escasa altura está perdiendo la partida por una pequeña ducha al lado del inodoro, que permite el lavado de un modo más cómodo y deja espacio para un cesto de ropa sucia o un armario en el que guardar toallas o cosméticos. Puede, además, que este extinto sanitario no sea la única víctima en aras de la modernidad en los baños, pues el aprovechamiento de espacios también está acabando con las bañeras, pero eso, será otro reportaje.