Ahora, salón, comedor y cocina representan un todo único, tal como dice el arquitecto Jaime Prous. "La industria y la tecnología ya han desarrollado un sinfín de productos para hacer esa vida compatible", comenta. Y añade: "Es el turno de interioristas y arquitectos de crear un nuevo lienzo sobre esas premisas. Las opciones son muy variadas". 

 

Un salón en paz y armonía 

Pero ¿cómo mantener la armonía en un lugar, el salón, donde pasan tantas cosas y tantas personas? Para Prous, "una opción muy fácil para tenerlo siempre presentable es el famoso menos es más; el minimalismo siempre ayuda a poner orden. Ahora bien, depende de la proporción del espacio en que vivamos. En el caso de tratarse de espacios reducidos, lo mejor es optar por poco mobiliario y que este tenga una gran capacidad de almacenamiento.  En cuanto a los grandes espacios, una referencia que tenemos en nuestro estudio es La Ricarda, cómo Bonet Castellana es capaz de articular un salón de grandes dimensiones a través de un sutil juego de alfombras que generan divisiones sin alterar la esencia", añade.

 

Domino Expo, de Porada, combina la madera con el metal para crear una estantería que también funciona como separador de ambientes

 

Reconoce que otra opción antagónica a la anterior es recurrir al más es más, es decir, hacer del caos, belleza. "En lugar de tener poco y ocultar, tener mucho y enseñar; que cada objeto que tengamos en nuestro salón tenga una vida, una historia y un valor en sí mismo", reflexiona. Como sucede, dice, en la casa Eames, donde se habita un espacio con apariencia de ecléctico compuesto por una variedad de objetos muy dispares: alfombras de kílim, plantas de Adán, lámparas de papel, librerías abarrotadas y también sus inigualables muebles reeditados por Vitra.

"Nada se oculta, todo está exhibido y en perfecta armonía; se muestra un hogar lleno de vida e intensidad. Al fin y al cabo –concluye– la arquitectura no debe buscar espacios estériles, sino espacios colonizados donde ese recuerdo tenga sentido".

 

 

Ernst H. Gombrich: Orden racional 

La preocupación por el orden no es algo que afecte solo a diseñadores, interioristas o arquitectos. Sus encantos seducen a personalidades de la talla del historiador de arte Ernst H. Gombrich. En 1979, este británico de origen austríaco, autor de una prolífica obra, publicó El sentido del orden (Debate), un título que se ha convertido en todo un referente. El libro es una exploración de gran alcance del impulso humano universal de buscar  el orden y el ritmo en el espacio y en el tiempo, como demuestran los juegos infantiles o disciplinas como la poesía, la danza o la propia arquitectura. Está considerada su obra más original.