Mirar la muñeca para saber la hora es un gesto que parece que se está perdiendo. La tecnología comienza a ganar terreno a los clásicos relojes de pulsera gracias a los wearables y, sobre todo, al teléfono móvil, así que iniciativas como la de Rado de aunar un producto clásico con la mejor tecnología y diseño son dignas de mención. La apuesta de la firma de relojes suiza pasa por colaborar con personalidades relevantes del diseño y de la arquitectura para que reinventen su línea True.
Las formas pulidas y brillantes que caracterizan la obra del arquitecto Oskar Zieta se encuentran en su Rado True Face. El polaco ha diseñado dos agujas con la parte inferior acabada en oro rosa que se reflejan sobre un fino disco de acero inoxidable. Todo este conjunto crea un efecto hipnótico que es imposible dejar de mirar.
La edición más exclusiva de los nuevos True Blaze viene de la mano de Samuel Amoia, y es que solo 1.001 unidades se pondrán a la venta de este reloj cuya esfera está totalmente cubierta de polvo de cristal que lo acerca al mundo del lujo más exclusivo. El diseñador de interiores no se ha olvidado de la esencia simplicista de la relojera, de forma que ha conservado el minimalismo con pequeños detalles como el logo y los índices dorados.
Phospho es el modelo más esencialista, con una caja de cerámica de color negro mate, incorpora una esfera de latón perforado que permite ver el mecanismo automático a través de los agujeros. El estudio de diseñadores suizos Big-Game ha jugado con la luz y la sombra rellenando algunos de las perforaciones con una sustancia fosforescente llamada Super-LumiNova.
La historia de Rainer Mutsch con Rado viene de lejos, y es que la obra del diseñador austríaco se exhibió en la tienda de Viena, de forma que era normal que la firma confiase en él de nuevo para crear True Stratum. En este reloj la esfera escalonada de forma asimétrica, se combina con la placa ovalada que eleva el logotipo; la nota de contraste viene por las agujas en color amarillo.