Atrás han quedado los días en que esta era una habitación escondida de la casa, un espacio que se ubicaba al final de un largo pasillo exclusivamente destinado prepara los alimentos. Ahora las cocinas son el ágora griega en la vivienda y todo se organiza a su alrededor. Son espacios vitales con un importante papel aglutinador. En este núcleo de la casa cabe de todo: amigos, trajín, ruido, olores… Por eso cada vez están más integradas en el salón dando forma a espacios polivalentes.
Aunque la mayoría de las casas españolas cuenta con cocina independiente, quizá debido a las tendencias que llegan de otros países, como Estados Unidos, integrarlas en el salón es una solución que cada vez gana más adeptos, especialmente cuando los metros cuadrados escasean.
Las ventajas de las cocinas abiertas
Cuando se integra la cocina con el salón, al dejar el espacio diáfano se consigue una sensación de mayor amplitud visual. Además, resultan una solución muy moderna y estética que crea estancias acogedoras y aglutinadoras que favorecen la comunicación entre los que están trajinando en los fogones y el resto de los habitantes de la casa o los invitados.
Además, el hecho de que la vivienda no esté tan compartimentada con tabiques permite que la luz natural se cuele por más rincones y la vivienda parece más luminosa.
Inconvenientes que plantean las cocinas integradas
Aunque valoramos los pros de elegir una cocina abierta al salón, esta opción también plantea una serie de inconvenientes, especialmente los humos y los olores que se extienden inevitablemente al resto del espacio mientras se preparan los alimentos. Para tratar de mitigar el problema, hay que buscar soluciones como instalar una campana extractora potente, así como electrodomésticos eficientes y silenciosos que no trasladen los ruidos cuando están funcionando mientras estamos a tan solo unos metros descansando en el sofá o viendo nuestra serie favorita.
Otro punto importante radica en la importancia de tener la encimera siempre limpia y recogida para que la vista del salón no conlleve agobio.
Ante esta tendencia de las cocinas integradas hay soluciones que dividen ambientes sin necesidad de poner un tabique divisor: una isla que delimita cocina y salón, un tótem, una cortina, un panel de madera o usar otro color son algunas de las ingeniosas soluciones a las que podemos recurrir.