La discusión cabecero sí cabecero no en le dormitorio es tan antigua como la vida misma. Pero lo que está claro es que en la mayoría de los casos, si se sabe elegir, le aportan un punto de elegancia y sofisticación que una pared desnuda no consigue. Y si además, le añadimos un tapizado exquisito, el resultado se multiplica de manera exponencial.
La experiencia nos dice que un cabecero, además, evita que la pared se manche o se desgaste, generando un contraste con el resto de pared. Y los tapizados resultan estupendos para leer en la cama, aportan calidez con efecto inmediato a la vista y además tiene la ventaja de que puedes cambiarlo cuando te canses o esté desgastado. Pero si todas estas razones no te han convencido, estos ejemplos seguro que lo harán.