El arte puede transformar una vida. Y también una casa. Pinturas como las que cuelgan en las paredes de este apartamento en Kiev cambian la temperatura y hasta la densidad de los espacios que las acogen. La presencia de obras de arte en todas las habitaciones de este piso no es casual. Su propietario es un coleccionista estadounidense y fundador de la WT Art Foundation, una organización sin ánimo de lucro con sede en la capital ucraniana. Compró este apartamento cuando se mudó allí tras diez años viviendo en Copenhague.
Su idea era crear un lugar cómodo para su vida, su trabajo y sus invitados. Pero como buen empresario, también lo consideraba una inversión. Por eso no quería una remodelación al uso, sino un diseño interior que añadiera valor al espacio. Su otro deseo era utilizar materiales locales. Así apareció el granito ucraniano en la encimera de la cocina y en los alféizares de las ventanas. El parqué de madera también es local.
El interior del apartamento es un espacio puro, con techos altos, sofisticados sistemas de almacenamiento, formas radiales y sin ningún tipo de ruido visual innecesario. Todas las pie- zas de mobiliario son grandes y atrevidas. "Me gusta crear a gran escala y diseñar con trazos audaces", comenta la ucraniana Yevheniia Dubrovska, arquitecta y la otra gran artista de este proyecto.
La zona pública consta de un salón, una cocina, un despacho y una habitación para invitados, mientras que el área privada está formada por un gran dormitorio, un vestidor y un baño. Y entre una y la otra, un pasillo coloreado con el azul más vibrante de la paleta. La cocina es pura y luminosa. Desde ella se accede a la oficina a través de una puerta hecha según los bocetos a medida de la arquitecta. Sobre ella, destaca una vidriera inspirada en el art déco.
El cuarto de baño tiene un aspecto intencionadamente minimalista, casi estéril; parece un cubo de mármol con suelo de madera en espiga, que aporta calidez. A través de una gran ventana entra la luz del día, con el ingenioso añadido de un espejo móvil en la barra que puede tapar el hueco y dar algo de intimidad durante la ducha. "Para mí era importante que el interior diera la sensación de haber existido hace veinte años. No tener el brillo de lo novedoso aporta calidez y equilibrio emocional al espacio. Utilicé materiales honestos y tradicionales como fondo y enriquecí el espacio con acentos expresivos", dice Dubrovska.