La interiorista belga Stéphanie Laperre, fundadora junto a Daphné Daskal del estudio Daskal Laperre, sostiene que solo puedes sentirte bien en una casa cuando está totalmente adaptada a tu modo de vida. Por eso, a la hora de dar forma a su nuevo hogar, ha pensado hasta en el último detalle: "Cómo llegas en coche, dónde te quitas los zapatos, la forma en la que recibes a la gente...", enumera. La historia comenzó durante un paseo por los bosques de Bellegem, a las afueras de Kortrijk (Bélgica), su antigua ciudad de residencia.
En este idílico entorno, ella y su marido descubrieron una obra en construcción que se había detenido por diversas circunstancias. "Era un proyecto realmente hermoso, a pesar de que el armazón solo se había levantado parcialmente", explica. Dice que la forma en la que el edificio conectaba con la naturaleza era exactamente como lo habrían hecho ella y su pareja. El hecho de que estuviera ubicado en el bosque fue lo que les hizo acabar de decidirse. Y es que esta zona es conocida por albergar una interesante colección de edificaciones modernistas, casi todas en forma de pabellón que se funden de forma orgánica con la vegetación. "Enseguida decidimos que haríamos algo parecido. En un contexto así no se puede levantar una vivienda con un tejado a dos aguas". Junto a un amigo arquitecto diseñaron un volumen de una sola planta inspirándose en los grandes: Philip Johnson, Mies van der Rohe y Richard Neutra y sus casas-estudio.
Desde cualquier espacio interior se ve el jardín o la naturaleza verde que la rodea. Y en este contexto de masa forestal y de prados, se optó por un acabado muy artesanal. "Quería un aspecto muy natural. El ambiente es tranquilo y discreto, pero también cálido y hogareño. Solo se eligieron materiales y colores encontrados en la naturaleza". Predomina la madera: los suelos son de roble blanqueado, con tablas de gran formato y anchos diferentes que aportan ritmo y dibujo, y los paramentos verticales y los armarios están realizados principalmente de nogal. Las paredes se han terminado con una técnica especial de tiza que aporta calidez al hormigón. En la elección del interiorismo, Laperre contó con la ayuda de su socia Daphné Daskal. Ambas trabajaron durante muchos años para su afamado compatriota, el arquitecto Vincent Van Duysen, hasta que decidieron crear su propia empresa hace quince años.
Daphné tiene más conocimientos sobre acabados y materiales, mientras que Stéphanie tiende a centrarse más en la distribución. Esta simbiosis les funciona muy bien. "El mármol verde de la cocina, por ejemplo, es elección de Daphné. Tuvo que convencerme para utilizarlo –confiesa–, pero el resultado es un éxito. El tono es una bonita referencia a los bosques de aquí", reconoce. El diseño de los espacios es muy abierto, pero al mismo tiempo aporta intimidad y seguridad, con rincones donde retirarse en paz. Funcionalidad, comodidad y experiencia se funden sin esfuerzo. "Lo práctico nunca debe ir en detrimento de la estética", asegura la interiorista, quien ha encontrado por fin un lugar a medida donde residir, rodeada por la naturaleza. Sueño cumplido.